Preparando la resistencia contra la violencia de género en línea

Este artículo es parte de una serie que busca compartir con el público los avances de los proyectos de Investigación de Hiperderecho. En este primer post, describimos los objetivos y metodología del proyecto de violencia de línea y por qué es esencial estudiar esta problemática desde un enfoque de género.

En Hiperderecho defendemos el derecho de todxs a usar la tecnología de manera libre y segura, independientemente de su identidad de género, raza, clase, orientación sexual y habilidades. Por eso en Abril, estamos lanzando un nuevo proyecto de investigación que busca darle la cara a una de las principales barreras al acceso equitativo a Internet – la violencia de género en línea,

Como les hemos contado, la violencia en línea es una de las modalidades de violencia más cotidianas a nivel global. Una reciente investigación por Amnistía internacional identificó más de cinco tipos de violencia en línea, entre ellas el acoso virtual, la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, el robo de identidad, el ataque coordinado a perfiles, y otros ataques que buscan silenciar y agredir a mujeres alrededor del mundo.

Se han realizado varios estudios para entender de qué manera este problema afecta la vida de las mujeres. En una investigación que registró 1,126 casos de violencia en línea en Bosnia Herzegovina, Colombia, la República Democrática del Congo, Kenya, México, Paquistán y Filipinas, se encontró que mujeres entre 18 y 30 años son las más vulnerables a violencia en espacios digitales, y que 40% de las agresiones son cometidas por familiares o conocidos de las sobrevivientes.

También sabemos que a pesar del alto índice de violencia, no lo estamos reportando. Según el mismo estudio, el 60% de casos no son investigados por las autoridades. En India se encontró que 36% de las mujeres encuestadas decidieron no reportar el acoso y en Paquistán, que el 70% de las mujeres sienten miedo al subir contenido a perfiles personales y prefieren evitar la violencia limitando su actividad en línea.

En el caso de Perú, a pesar de un primer esfuerzo del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables por abordar el acoso virtual, aún no conocemos la magnitud del problema ni sus características. El proyecto que estamos empezando en Hiperderecho buscará justamente entender las distintas modalidades violencia en línea, quiénes son las más afectadas y de qué manera está ahondando formas de discriminación y violencia que ya son predominantes en el país.

La violencia en línea desde un enfoque de género

Con este proyecto queremos mandar un mensaje claro: que la violencia en línea sigue siendo violencia, y que las experiencias que tenemos en línea no son sino el reflejo de las brechas sociales e injusticias que ya existen fuera. Aunque la mediación de la violencia por la tecnología nos sugiere que es algo externo a nuestros cuerpos, debemos superar este prejuicio y desafiar nociones que separan al cuerpo de la tecnología y a lo real de lo virtual. La violencia en línea es un mal que tiene consecuencias tanto simbólicas, como materiales, atentando no solo con nuestra salud mental, sino en muchos casos, volviéndonos más vulnerables a la violencia física y sexual.

Por esta razón, es esencial estudiar a la violencia en línea desde un enfoque de género, que comprende este problema como un fenómeno social situado en el continuo de violencia sistémica que afecta de manera desproporcionada a la mujer. Nos permite enfrentar el problema en su verdadera dimensión, identificando cómo las agresiones en línea no son actos aislados, sino hechos que están en constante interacción con los mecanismos de opresión y exclusión social que ya afectan a la sociedad como la discriminación basada en orientación sexual, raza, clase socioeconómica y otras identidades sociales presentes en la diversa sociedad peruana.

Hacia la resistencia feminista en Internet

Este marco también nos permite enfocarnos en la experiencia de violencia desde el punto de vista de quien la sufre, en vez de investigar el problema sólo desde el acto. Nos preguntamos: ¿qué siente una persona que sufre agresiones en línea? ¿La reconoce como violencia o considera ese comportamiento normal o inevitable en entornos digitales? ¿Afecta su autoestima y su sentido de pertenencia en Internet? ¿Cómo es su vida después de la violencia en línea – sigue ejerciendo su derecho a participar en línea o renuncia a ello por el miedo que le genera? Son estas historias las que pondrán en evidencia la gran carga que sobrellevan las sobrevivientes de violencia cuando usan Internet, y cómo espacios digitales se convierten en nuevas arenas de desgaste, tensión y activismo.

Entender en detalle las experiencias de violencia en línea y ubicarla en la realidad peruana es además el punto de partida para reimaginar nuestra relación con la tecnología. Esto nos permite participar de movimientos globales como el tecnofeminismo y la lucha por una Internet feminista que reconocen que nuestras vivencias en línea son tan válidas y reales como las que vivimos fuera, y reflexionar desde nuestra localidad sobre ¿qué tipo de Internet queremos?, ¿y qué debemos hacer desde nuestras comunidades para que sea realidad?

Con los hallazgos de esta investigación buscamos levantar un frente de resistencia feminista y autodefensa digital desde el que brindaremos estrategias de autocuidado y sistemas de soporte para facilitar la protección en contra de la violencia en línea, así como su denuncia. Esperamos que conjuntamente con quienes participen en este proyecto, podamos crear un espacio que donde todas las mujeres y minorías identitarias puedan estar cada vez más informadxs y preparadxs, para así disfrutar de una vida sin violencia, tanto en los espacios físicos como en los virtuales.

Si te interesa participar en este proyecto, ya sea compartiendo un testimonio o contribuyendo con recursos de autodefensa digital relevantes a Perú, escríbeme a denisse arroba hiperderecho.org. Además, recuerda que esta semana y la próxima estaremos en la Alianza Francesa conversando un poco más sobre esto.

Foto: William Iven en Unsplash

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