RENIEC negó que haya existido un filtrado de datos personales. Nosotros lo confirmamos.

Como parte de nuestra investigación sobre Identidad Biométrica en Perú, reportamos que hace unos meses habíamos descubierto y reportado un filtrado de datos personales que exponía las fotografías del documento de identidad de todos los ciudadanos peruanos. La vulnerabilidad, que fue solucionada luego del reporte inicial de Hiperderecho en abril, estaba contenida en el Sistema Padrón Nominal desarrollado por el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (RENIEC) para uso del Ministerio de Salud.

En una nota de Hernán Medrano aparecida en diario El Comercio días después de nuestro reporte, se recoge la respuesta de Danilo Chávez, gerente de Tecnología de la Información del RENIEC. Quiero dedicar esta entrada a responder objetivamente a sus declaraciones, que se refieren concretamente a nuestros hallazgos y la veracidad de lo reportado. Creemos que este es el tipo de conversaciones públicas sobre seguridad digital que nuestra comunidad necesita.

En sus descargos, el funcionario señala que RENIEC solo creó la plataforma Padrón Nominal pero que quien la maneja es el Ministerio de Salud. Esto no contraviene el reporte de Hiperderecho porque el error que encontramos y denunciamos es un error en el diseño del sistema informático, no en su operación. La razón por la cual cualquier persona podía descargar la fotografía del DNI de millones de peruanos digitando una dirección web era porque cuando se programó la plataforma se dejó abierta por error esa ruta. En su calidad de operador del sistema, no hay nada que el Ministerio de Salud pudo haber hecho para cambiarlo. Afirmar lo contrario es el equivalente a decir que una falla estructural en una vivienda es responsable de sus habitantes y no de sus constructores porque ellos son quienes viven ahí.

Así mismo, el Gerente de Tecnología de la Información de RENIEC también declaró a El Comercio que:

Este padrón, al que solo tienen acceso 1.940 entidades del sector público, no permite que nadie ingrese a la base de datos del Reniec. Lo que pasó es que alguien de los 6 mil usuarios le ha dado un mal uso al sistema y ha brindado su contraseña, permitiendo que un tercero tenga acceso a las fotos de los menores.

Este es el extremo más preocupante de las declaraciones de RENIEC. En pocas palabras, señala que la vulnerabilidad en el sistema que encontramos y reportamos nunca existió. Por el contrario, sostiene que lo único que pasó es que se obtuvo la contraseña de un usuario legítimo del sistema y a través de esta se accedió a la información. Como se aprecia en el video que publicamos, nada más lejos de la verdad.

La vulnerabilidad permitía a cualquier persona, desde cualquier punto del país, usar una dirección web de RENIEC para obtener la fotografía de cualquier peruano, mayor o menor de edad, solo usando su número de DNI. La página web gris que se aprecia en el video es una “prueba de concepto” realizada por Hiperderecho para convertir un número de DNI en una línea de Base64, el sistema público usado por RENIEC para escribir las direcciones web. Algo tan al alcance de cualquier persona que existen decenas de herramientas en línea que te permiten hacer esta conversión. En el video también se aprecia la ruta web completa que se podía usar para obtener la fotografía (ej. http://padronnominal.reniec.gob.pe/padronn/imagen_ciudadano/img_menor.do?nu_dni=NDQ3MzExMTE=). Nada de esto implica usar un nombre de usuario o contraseña o llevar a cabo alguna actividad de fuerza bruta contra los sistemas de RENIEC. Por ende, negamos tajantemente lo señalado por RENIEC y nos reafirmamos: la vulnerabilidad sí existió y fue responsabilidad de quien programó el sistema.

Pero creo que la lección principal es otra y tiene que ver con cómo el Estado reacciona a problemas de seguridad informática. Todo sistema informático, incluyendo los del Estado, puede tener errores. Las empresas privadas, por ejemplo, reconocen esto y tienen programas de reconocimiento a quienes encuentran errores y los reportan de la forma en la que nosotros lo hicimos. La lógica es que se los reporten a las empresas en lugar de venderlos a terceros que pueden explotarlos para robar información. Nuestro Estado, por el contrario, no solo no tiene mecanismos formales para el reporte sino que deliberadamente evita documentarlos y su primera reacción es siempre negar que alguna vez sucedieron. Con estas prácticas, no sería sorprendente que para muchos otros programadores y investigadores resulte más interesante simplemente publicar sus hallazgos en foros o páginas de Facebook para obtener reconocimiento. Peor todavía, podrían optar por vender estos secretos en el mercado negro a quienes puedan explotarlos que reportarlos al Estado. Si queremos empezar a pensar en un país más moderno y digital, tenemos necesariamente que entender estos equilibrios y aprender a lidiar con estos problemas.

Foto: Presidencia de la República (bajo una licencia Creative Commons Reconocimient-No Comercial-Compartir Igual)

2 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *