Hace poco más de un mes y luego de una agónica espera, por fin algunos pudimos empezar a jugar “Pokemon GO” en el país. Digo algunos porque no todos en el Perú cuentan con equipos que soporten el juego, o pueden pagar por Internet móvil o siquiera viven en lugares donde existe cobertura de red. De hecho, me atrevería a decir con cierto fundamento que los que andamos por ahí cazando pokemones somos parte de una pequeña élite en donde no está más que el 20% de la población. Pero ocupémonos de esa reflexión en otro momento.
El éxito de “Pokemon GO” se debe en parte a la combinación inteligente de tecnologías como el GPS, la realidad aumentada y el replanteamiento de géneros como la aventura y el RPG. Ninguna es novedosa o fue inventada por Niantic, pero tener una franquicia tan popular como la de “Pokemon” explica por qué es un fenómeno global. No obstante, lo que a simple vista parece ser solo el juego del momento, podría estar gestando una revolución que está pasando desapercibida.
¿Qué está pasando con los millenials peruanos?
Por millenials me refiero al concepto que se encuentra en Wikipedia: “Personas nacidas entre 1980 y el año 2000”. Una generación a la que se alude cada vez que alguna autoridad habla de “los jóvenes” o “las juventudes del país”, ya sea para quejarse o para pedir votos. Bueno, ¿pero qué está pasando con ellos? Pues que están jugando a “Pokemon GO”, masivamente.
Seguro eso a nadie le extraña. Una gran cantidad de millenials acaban de terminar el colegio, otros están estudiando, otros tienen trabajos y no tienen que mantener a nadie o en última instancia son ‘ninis’. Tiempo libre, economías familiares estables y smartphones a precios accesibles han hecho que este grupo de jóvenes (en el que me incluyo) se entregue al juego en cuerpo y alma. Como es natural, se ha formado una gran comunidad alrededor de “Pokemon GO”, que ha elegido las redes sociales como espacio natural de encuentro. Es allí, entre grupos de Facebook y chats de WhatsApp que algo extraño está pasando.
¿Tenemos derecho a estar ahí?
Hace poco ocurrió un caso que captó la atención de los medios de comunicación. Se había creado un evento en Facebook para organizar un paseo colectivo en El Olivar durante la madrugada. En poco tiempo, había más de 700 confirmados y miles de interesados. Por supuesto, no faltó quién pusiera el grito en el cielo (¿alguien quiere pensar en los árboles?) y rápidamente la Municipalidad de San Isidro zanjó el asunto. Sin embargo, ese no ha sido el primer caso ni el único.
A lo largo de semanas, en varios grupos de Facebook y Whatsapp, jóvenes de todo el país han debatido arduamente sobre los límites del espacio público. ¿Podemos ir al parque de noche? ¿Serenazgo puede hacernos algo si estamos dando vueltas en grupo? ¿Está prohibido jugar en algunos lugares? ¿Podemos hacer esto o aquello? ¿Podemos simplemente estar?
El debate se abre sobre cualquier cosa que nos impide jugar y la verdad es que en este país la lista es interminable. Está la mala señal y los campos llenos de ekans, pero también hay otros problemas, problemas que no han llegado con “Pokemon GO” sino que lo han alcanzado también: la inseguridad ciudadana, la discriminación, la violencia, la intolerancia frente al diferente. Y se habla de todo eso, durante todo el día, en Lima y otras ciudades. Hay hilos de discusión con miles de comentarios.
Como en cualquier espacio de Internet, en estos grupos también hay mucha intolerancia, pero el aprendizaje es notoriamente grande. Jóvenes que no se conocen se organizan para visitar distritos a los que jamás en su vida habrían ido. Otros se ofrecen a guiarlos, a compartir el recorrido por sus vecindarios. Hay discursos sobre la responsabilidad, sobre los derechos, sobre cómo hacer de todo esto una experiencia agradable.
“Pokemon GO” es para los millenials lo que la gastronomía es para el peruano promedio; un lugar de encuentro, de celebración dentro del cual es posible construir consenso. Nunca nada había tenido un efecto aglutinador tan grande. Ningún partido político, ninguna causa, ninguna campaña del gobierno. Eso debería aprovecharse.
La tecnología como punto de partida
Quien cree que “este jueguito” es un problema para la sociedad está viendo el vaso medio vacío. Esta es una oportunidad muy grande. De “Pokemon GO” se puede aprovechar casi todo: la realidad aumentada, el turismo interno que genera, las relaciones que se construyen a partir de la experiencia del juego, entre otros. Pero también deberíamos aprovechar su potencial para convertir las inquietudes y el entusiasmo de los jugadores en un espacio para reflexionar sobre los problemas que enfrentamos como país.
Muchos años atrás, la irrupción de Internet nos dio una muestra de cómo la tecnología puede revolucionar el orden de las cosas para bien. Seguramente en su momento hubo quién la objetó, quién dijo que nada bueno iba a salir de estar navegando todo el día por la web. Por el contrario, vemos hoy lo bien que ha servido para expandir la libertad y otros derechos.
“Pokemon GO” es un fenómeno que inevitablemente terminará, pero las oportunidades que ofrece hoy no deberían desperdiciarse. Precisamos un ejercicio de comprensión por parte de las autoridades y del resto de la sociedad civil para lograrlo. Lo contrario sólo llevará a que empiecen a surgir intentos de regular el juego o prohibirlo, como ha empezado a ocurrir en otras partes del mundo y recientemente en Perú.
¡Qué acaba de pasar!
Mientras se editaba este artículo, algunas de las cosas de las que hablabámos ya empezaron a ocurrir, para mal. La semana pasada, la Municipalidad de La Punta anunció que iba a regular el uso de la aplicación en su distrito. Según su página de Facebook, las medidas tomadas son: (1) no usar la aplicación en la vía pública luego de la medianoche, (2) multar a toda empresa que organice alguna actividad en el distrito, en relación al juego, y no tenga previa autorización o coordinación con la Municipalidad de La Punta, y, (3) se hará respetar, en coordinación con la Policía Nacional del Perú y la Policía Municipal, las actuales normas que regulan y sancionan los malos actos en el distrito. Todavía no se ha publicado la norma aprobada por su Concejo por lo que no conocemos los alcances legales de la misma.
Del otro lado de la ciudad, la Municipalidad de San Isidro fue más allá de prohibir amanecidas en sus áreas verdes. Este fin de semana, el Parque de “El Olivar”, conocido por su aglomeración de jugadores, apareció encintado cual escena criminal. Todavía no sabemos las razones por las que se está restringiendo su uso ni si existe alguna ordenanza que respalde estas acciones. Lo que sí sabemos es que las medidas que están tomando parecen desproporcionadas si lo que se quiere es controlar al número de jugadores de “Pokemon GO” en Lima.
Foto: Vodafone Meiden (CC BY-ND)
Ex Director de Políticas Públicas (2013-2020)
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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