¿Tenemos un Internet feminista?

Una de las maneras de comprender la evolución del feminismo es a través de sus tres olas que agrupan, según periodos de año, las principales causas de la lucha del feminismo. Desde el derecho al voto, los derechos laborales de las mujeres, combatir la violencia, cuestionar el esencialismo, centrarse en la interseccionalidad, hasta llegar al debate de la existencia de la cuarta ola. Esta comprendería temas como la cultura de violación, las micro agresiones, sexismo, el activismo en medios sociales y el ciberfeminismo.

Hasta la fecha muchos peruanos hemos podido ser testigos de los beneficios que puede traer la tecnología a nuestras vidas. Sin embargo, desde una perspectiva feminista es interesante cuestionar si el Internet puede proveer o convertirse en un espacio feminista, cómo las características on line pueden permitir o frenar el activismo por la igualdad de derechos, y si los nexos y redes tecnológicas replican los patrones patriarcales y machistas de nuestra sociedad porque se encuentran dominadas por hombres.

Si tenemos en cuenta que una de las principales características del Internet es su capacidad liberadora, entonces debería de proporcionarnos un espacio digital público donde las personas puedan organizarse según sus intereses y sin límites por cuestiones de seguridad a nivel digital como físico. De esa manera, Internet debería de estar construyéndose como un espacio que respeta la igualdad de derechos, oportunidades y libertades de las personas que lo utilizan, y libre de réplicas misóginas, sexistas y heteropatriarcales.

Esto podría servir de base para reconceptualizar y analizar diversos temas del feminismo, como fomentar comunidad que no se limite a una esfera territorial, sino que permita trenzar lazos de sororidad con feministas de todas partes. De la misma manera, podría potenciar capacidades tecnológicas especialmente de mujeres que permitan romper con la idea que las «mujeres no saben de tecnología». Todo esto sin sentirnos amenazadas por constantes intentos de vulneración de nuestros derechos.

Lamentablemente, ya todos somos conscientes que Internet es un espacio (más) que se figura como una extensión de la realidad social donde vivimos y donde se reflejan todas las formas de violencia no solo contra las mujeres sino contra la comunidad LGTBIQ+ Con lo cual, no nos queda otra cosa más que extender nuestras luchas a un espacio virtual, donde vamos potenciando nuestro cyberfeminismo y ganando espacios a medida que participamos más de la construcción y adaptación de las diversas tecnologías. Demostrando que los espacios digitales no deberían de asumirse de producción por y para la continuidad de violencia.

Es por ello, que constantemente estamos luchando contra el acoso virtual, el robo de identidad, violación de la privacidad, expresiones discriminatorias, desprestigio, vigilancia y acecho, amenazas, etc. que no solo perjudican y limitan nuestro uso libre de las tecnologías, sino que además son obstáculos contra las luchas feministas. Ante este contexto es interesante las respuestas que van tomando acogida como el ciberactivismo, los tuitazos, las denuncias colectivas a páginas misóginas, o el uso de medios sociales como herramienta para campañas de sensibilización de diversos temas. Así como la iniciativa de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC) con los Principios feministas para Internet que buscan empoderar a las mujeres y personas de LGTBIQ+ para el disfrute pleno de sus derechos y desmantelar el patriarcado.

Por ello, es importante recordar que sin importar el rol que cumplas haciendo uso de Internet, este debería de gestionarse en función de la lucha feminista.

Ilustración: Adriana Peralta para TEDIC (CC BY 4.0)

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