
El pasado sábado 31 de mayo y domingo 1 de junio se llevó a cabo Resistencias expandidas, una iniciativa de la Red de Artistas Disidencia. Este encuentro donde activistas, gestoras culturales, y personas de la comunidad LGTBIQ+ trabajamos colectivamente para construir estrategias frente a los fundamentalismos que, en este momento histórico, intentan arrebatarnos nuestras libertades.
Fuimos invitades a participar en una mesa de diálogo sobre cuidados digitales para artivistas. Tuvimos el honor de compartir espacio con el artista Antay y con la compañera feminista y artistas de la Escuela Bellas Artes, Munay Gracia. Desde ahí no solo compartimos recomendaciones para reducir la vulnerabilidad que enfrentamos las cuerpas maricas en los entornos digitales, sino que también abrimos una conversación urgente sobre las amenazas que nos atraviesan y su vínculo directo con la infraestructura de internet y la gobernanza de la misma.
Creemos que es fundamental que la ciudadanía —especialmente aquellas poblaciones más expuestas, como las disidencias sexuales y de género en el Perú— conozcamos cómo funciona esta infraestructura digital: quiénes la controlan, cómo se sostiene y qué brechas genera. Solo así podremos habitar estos espacios con mayor libertad y seguridad. Este conocimiento se vuelve aún más crucial cuando se trata de defensores de derechos humanos, quienes hoy enfrentan un retroceso alarmante y sistemático.
Cuerporalidades en riesgo: violencias digitales contra artistas LGTBIQ+
Los ataques digitales hacia las maricas no son exclusivos del Perú: es una realidad global. En América Latina, los patrones más frecuentes incluyen amenazas por mensajes privados, robo de identidad, doxing, cancelaciones organizadas y censura de contenido bajo normativas comunitarias que penalizan o patologizan las expresiones sexuales no normativas y disidentes del binarismo cisheteronormado.
Este tipo de violencia se agudiza cuando las maricas somos artistas y usamos el arte como herramienta de protesta. Un ejemplo claro es el caso de Lola Estrada, quien fue procesada por un presunto “ultraje a los símbolos patrios” al interpretar al personaje de Piña Baluarte. Más allá de lo arbitrario de su detención, las plataformas digitales se inundaron de discursos de odio, con escasa reflexión sobre las razones injustas de su arresto.
Estas acciones, muchas veces facilitadas por la tecnología misma, como los chantajes y amenazas virtuales, no solo ponen en riesgo nuestras cuerpas, sino que también generan retrocesos democráticos. Considerando que el Congreso ya está legislando en contra de les artistas, con la modificación de la Ley de Regalías.
Sin las maricas no hay democracia.
Sin libertad de expresión ni libertad artística, no hay democracia.
Y sin un internet libre y seguro, no podemos hablar de un ejercicio democrático real.
Las maricas siempre supimos de cuidados colectivos
Si hablamos de resiliencia, sabemos que las mujeres y las maricas históricamente hemos aprendido a defendernos, resistir y luchar frente a los ataques sistemáticos que enfrentamos. En medio de todo, sabemos que la salida siempre ha sido colectiva. Lo mismo sucede en las plataformas digitales: entre nosotres, les artistas y activistas, nos cuidamos.
Desde mi experiencia como marica, activista y desde el trabajo con herramientas de Hiperderecho, comparto aquí algunas recomendaciones básicas para artivistas en entornos digitales:
- Separar identidades digitales: A veces es necesario mantener perfiles distintos para el trabajo artístico, el activismo y la vida personal. Esto reduce la exposición al doxing y al acoso cruzado.
- Conocer las plataformas que usamos: Es vital entender los riesgos y ventajas de cada red social para poder decidir qué, cómo y dónde compartimos nuestro arte y nuestras voces. Por ejemplo, muches activistas trans han dejado X (antes Twitter) debido al liderazgo actual de su CEO y las políticas excluyentes que se han implementado.
- Usar cifrado siempre que sea posible: Especialmente cuando manejamos testimonios, imágenes íntimas o coordinamos acciones de protesta. El cifrado protege a nuestras redes y a nosotres mismes.
- Fortalecer redes de apoyo y comunicación interna: Establecer protocolos y señales frente a amenazas, ataques o desaparición de cuentas es clave para responder colectivamente y no quedar aislades.
- Cuidar el almacenamiento y la memoria digital: No dependamos exclusivamente de plataformas privadas. Buscar alternativas como servidores propios o cooperativas nos permite resguardar nuestras obras y archivos con mayor soberanía.
La salida es colectiva (también en internet)
La relación entre la seguridad digital y les artistas LGTBQ+ en América Latina es inseparable de las estructuras que nos oprimen: desigualdad, violencia de género, exclusión tecnológica, racismo estructural y el neoliberalismo que rige las plataformas digitales. Pero también es un terreno fértil para la creación, la resistencia y la ternura organizada.
Por eso, el cuidado digital no debe entenderse solo desde lo técnico, sino como una estrategia política profundamente ligada a nuestras luchas.
Como dice la artista y escritora mexicana María Ferreiro:
“En internet también somos cuerpo, y esos cuerpos merecen cuidado, goce y libertad.”
Dialéctica de ojos, 2016.
Necesitamos una internet para todes.
Necesitamos una Transformación Digital que para Todes.

Coordinadora de Activismo