Una de las mayores disputas “marcarias” de todos los tiempos se está desarrolla en ningún tribunal. En el seno de la Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (en inglés ICANN), una organización sin fines de lucro domiciliada en California, se enfrentan a la transnacional Amazon y a una serie de gobiernos liderados por Brasil y Perú en torno al registro de la terminación de dominios “.amazon”. En el medio de todo se mezclan historias de espionaje, acusaciones de corrupción y reivindicaciones sociales.
Lo que debe saber antes
Es posible que al leer el título de este artículo te preguntes qué es un nombre de dominio. No te preocupes, si estás leyendo esto en Internet, solo tienes que mirar más arriba, en la barra de búsqueda. ¿Lo encontraste? El nombre del sitio web, sí, ese es el nombre de dominio. En líneas generales, un nombre de dominio es la representación de una marca en Internet, a través de la cual se puede acceder al contenido (productos, servicios) que esta ofrece.
Desde un punto de vista legal, obtener un nombre de dominio se parece mucho a registrar una marca. Quien quiere registrar un dominio tiene que realizar una solicitud a una entidad registradora y pagar un precio, lo que eventualmente le da derecho a tener la exclusividad de uso de dicho dominio por un tiempo determinado. Por lo general, dicha solicitud se hace en línea y consiste en brindar algunos datos de contacto. Una vez procesado el pago, la entrega del dominio es inmediata y está vigente por el período contratado, con la posibilidad de ser renovada indefinidamente.
Si ahora mismo colocas “registrar mi dominio” en el buscador de Google, en menos de un segundo obtendrás más de 20 millones de resultados. Si revisas solo la primera página, existen al menos diez empresas que ofrecen el servicio de registro. A diferencia del registro marcario en Perú, que solo puede realizarse a través de INDECOPI, por regla general los dominios pueden ser adquiridos a través de diferentes entidades que se conocen como registradores. Una vez hecho el registro de un nombre de dominio, este es válido para todo el mundo. No existen dos dominios iguales, salvo una excepción: Cuando se trata de dominios de nivel diferentes.
Si usas Internet con frecuencia habrás notado que los nombres de los sitios web no siempre tienen la misma terminación. Por ejemplo, cuando entras al sitio web de una empresa, lo más probable es que el dominio siga esta regla: “www.nombredelaempresa.com”. No obstante, si el sitio que visita es el de una organización sin fines de lucro, la configuración podría ser: “www.nombredelaorganizacion.org”. Finalmente, si la empresa u organización es peruana, quizás el dominio se configura de esta forma: www.nombre.pe. Estos son ejemplos de niveles de nombres de dominio. El primer y segundo caso se conocen como genéricos (en inglés gTLD), mientras que el último se llama nivel de país (en inglés ccTLD). Hay varias diferencias entre ambos, pero la que nos importa ahora es que, mientras que los dos primeros pueden comprarse a varios registradores, los de nivel país solo tienen un registrador autorizado y en el Perú esa entidad es la Red Científica Peruana (RCP).
Si alguna vez has comprado un dominio “.pe”, conoces alguien que lo ha hecho o te da curiosidad y visitas foros en donde se hable de estos dominios de nivel país, no tardará en encontrar una afirmación común: “Los dominios son muy caros.” Efectivamente, en comparación con los dominios genéricos y algunos de nivel de país de otros países, los dominios .pe son más caros. Sin embargo, si alguien quiere obtener uno no tiene otra opción más que adquirirlos de la RCP, lo que incluso ha llevado a muchos a considerar este mercado como un monopolio. No obstante, esta afirmación no es precisa pues la RCP en realidad no es dueña de los dominios sino solo un registrador que, como cualquier otro, ha sido autorizado y rinde cuentas a una autoridad central: la ICANN.
ICANN es una organización sin fines de lucro que, desde su sede en California, opera la vasta red de operaciones que se necesitan para mantener funcionando el Sistema de Nombres de Dominio. Su origen se encuentra en el origen mismo de Internet y su estructura de toma de decisiones se basa en el modelo de gobernanza colaborativa, es decir; con la participación de todos los sectores: gobiernos, empresas y sociedad civil. Además de mantener este sistema, una de las funciones de ICANN es evaluar la posibilidad de dar de baja niveles de dominio que no se usan o crear nuevos. Precisamente este último caso es el punto de partida de una disputa que hoy suma siete años y que no parece tener solución.
El origen del problema
ICANN financia su existencia gracias a que cobra una fracción de dólar por cada registro de nombre de dominio vendido en el mundo. En 2018, la cantidad de nombres de dominio registrados era de 339.8 millones. No obstante, mantener el Sistema de Nombres de Dominio es caro y como parte de su misión, ICANN también ejecuta varios programas de extensión social. Para poder pagar las cuentas, en 2010 lanzó un programa de nuevos nombres de dominio genéricos (gTLD).
Al contrario que con los gTLD actuales, que fueron creados por ICANN de forma inopinada, para los nuevos dominios se adoptó un sistema de aplicación y subasta. Por ejemplo, una empresa, una industria o hasta una ciudad proponían un dominio, llenaban una solicitud y si era aceptada, pagaban por el lote completo de dominios con esa terminación, los que luego podían comercializar para recuperar su inversión. Bajo este esquema se han creado nuevos gTLD como: “.bar”, “.abogado”, “.film”, “.londres”, etc.
La decisión de adoptar este nuevo modelo no estuvo exenta de polémica. Por un lado, permitía a empresas muy grandes poseer su propio dominio, lo que potencialmente incrementaría su presencia en línea. Sin embargo, creaba también la necesidad a otras más pequeñas o con poca presencia en Internet de comprar preventivamente estos nuevos dominios. ¿Por qué? Al inicio dijimos que un dominio es la representación de una marca en Internet. También que no existen dos dominios iguales, salvo cuando son de niveles distintos. La compra preventiva de dominios responde al hecho de que, aun cuando eres dueño de un dominio como www.miempresa.com, aún quedan todos los demás niveles disponibles: www.miempresa.org, www.miempresa.net, www.miempresa.pe, etc. Quizás si tu empresa es pequeña u ofrece servicios muy específicos esto lo tiene sin cuidado, pero imagina grandes marcas como McDonalds, Louis Vuitton o IKEA. Solo para que vea el potencial de desastre, piense que alguien, en algún lugar del mundo, podría levantarse un día, encender la computadora, comprar por ejemplo el dominio www.sodalicio.net y llenarlo de terabytes de pornografía de libre acceso.
Muchas grandes compañías registran sus marcas en muchos países, pero si tienen presencia en Internet también suelen hacer lo propio con los nombres de dominio. Con la llegada de esta nueva camada de gTLD, lo que varias hicieron fue proponer dominios con sus nombres, para evitar tener que comprarlos después si otras los registraban. En 2012, Amazon hizo lo propio firmando una solicitud para registrar el dominio “.amazon”. Pese a lo sencillo que puede parecer el proceso, hay casos especiales en donde además de presentar la solicitud hay que cumplir otros requisitos. Ese mismo año, una aplicación similar ya había encontrado resistencia: La del dominio .patagonia (presentado por la empresa Patagonia) que la representación de Argentina en ICANN había objetado con éxito pues una regla para registrar dominios que llevan el mismo nombre de ciudades o regiones es consultar primero a las autoridades de estos lugares para que den su autorización. Pese a ello, durante su primer año, la aplicación de Amazon siguió su curso sin mayores objeciones.
Las revelaciones de Snowden
En 2013, un año después de presentada la solicitud de Amazon, Edward Snowden, un excontratista de la CIA, filtró miles de documentos de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, revelando un esquema de espionaje mundial dirigido por este país. El espionaje incluía no solo a los enemigos públicos de Washington sino también a sus aliados; entre ellos presidentes, políticos, periodistas, activistas sociales, etc. Entre las intervenciones a gobiernos “amigos”, se encontraba Brasil, gobernado en ese momento por Dilma Rousseff. Además de la condena internacional, las llamadas a consulta de embajadores y otros gestos propios de la diplomacia, dicha intervención tendría otras consecuencias menos obvias.
Menos de un mes después de este hecho, el Comité Asesor Gubernamental (en inglés GAC), presentó un documento oponiéndose formalmente al registro del dominio .amazon. Quienes lo impulsaban eran principalmente dos países: Brasil y Perú. Unos meses antes, ya habían presentado un documento alertando sobre un posible conflicto, pero sin oponerse directamente al registro del dominio. ¿Pero qué es el GAC dentro de ICANN? El GAC es uno de los órganos que conforman el esquema de gobernanza de ICANN, junto con la sociedad civil y las empresas. Pese a que ninguno de ellos posee voto, su voz es tomada en cuenta a la hora que ICANN toma decisiones. Una prueba de ello era lo ocurrido en el caso del .patagonia, aplicación que no prosperó en parte por la oposición del representante del gobierno de Argentina en el GAC.
Además, ese mismo año Brasil propuso la creación de un foro especial para redefinir la forma en la que los gobiernos ejercían el control sobre Internet. Fruto de ello en 2014 se llevó a cabo NetMundial, un evento que buscó imitar un espacio similar auspiciado por la ONU, el Foro de Gobernanza de Internet, pero cuya diferencia principal era que esta sería una instancia decisoria; básicamente un Consejo de Seguridad pero de la Internet. Finalmente, el proyecto fracasó, pero la intención política detrás era clara.
Escaramuzas
¿Pero cuáles eran los argumentos del GAC para oponerse? En el documento presentado a ICANN se desarrollaban principalmente tres argumentos: El primero y más importante era que el registro del dominio .amazon podría perjudicar su uso por parte de las comunidades amazónicas en el futuro. En segunda instancia, se decía que la palabra amazon era igual a la traducción en inglés de una parte del nombre de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica. Finalmente, afirmaban que Amazon debía haberse comunicado primeros con los países amazónicos para presentar la solicitud para aclarar los puntos antes mencionados.
Como parte del proceso de evaluación, en vez de decantarse por rechazar o negar la solicitud de Amazon, ICANN buscó solucionar el problema a través del diálogo. No obstante fue ineficaz a la hora de reunir a los gobiernos con la empresa, a pesar de que los invitó en reiteradas ocasiones. Luego, sin demasiado margen de maniobra, rechazó en primera instancia la aplicación, pero sin ofrecer mayores argumentos que la negativa del GAC. Esto dio pie a que Amazon solicitara una revisión de su caso pues el rechazo de una solicitud siempre tiene que estar motivada. Mientras que el GAC puede pronunciarse en contra de una aplicación sin expresar motivos, ICANN no puede hacer lo mismo sin incumplir sus propios estatutos.
Ese mismo año después de la primera negativa, una revisión del Objetor Independiente, un tercero que analiza las solicitudes de dominios reclamados, llegó a una conclusión similar a la del GAC. Este hecho, que parecía fortalecer la posición de los gobiernos fue más bien un punto en contra por un motivo bastante curioso. El Objetor Independiente en aquel momento era Alain Pellet. Si el nombre les es familiar, es porque Pellet fue parte de la defensa legal del Perú en el diferendo marítimo entre Perú y Chile ventilado en La Haya. La cercanía del abogado con varios países, motivó a que fuera vetado con éxito. Si las relaciones entre Amazon y los países del GAC eran tensas, esto terminó por enturbiar más el panorama pues hubo acusaciones veladas de favoritismo e incluso de corrupción.
El Informe del Panel Independiente y la Cancillería Peruana
Al haber sido rechazada su solicitud, Amazon tenía expeditas tres vías: (i) desistir del proceso, (ii) acudir a los tribunales del estado de California (donde está el domicilio de ICANN), o, (iii) solicitar una revisión del caso. Decidida a seguir dentro del proceso, Amazon escoge esta última opción y se inicia el proceso de revisión por un panel independiente. Tres años después, en julio de 2017, el panel encargado de la revisión emitió su resolución final.
La resolución final del Panel Independiente se pronuncia sobre los argumentos del GAC para objetar el registro, que ICANN hace suyos en su denegatoria, y también analiza otros instantes del proceso. En el primer caso, desestima todo lo dicho por el GAC por considerar que ninguna de las afirmaciones tiene peso suficiente. En el segundo, señala que Amazon no tuvo oportunidad de presentar su caso ante todos los representantes del GAC, situación que lo puso en injusta desventaja. Por encima de estas dos cuestiones, afirma que ICANN ha basado su decisión solo en los argumentos del GAC sin sustentar por qué lo ha hecho, contrario a lo que dictan sus estatutos. Por todo esto, recomienda que el proceso de registro del .amazon sea reabierto y exista un nuevo pronunciamiento, esta vez motivado.
Esto ha generado un aluvión de comentarios, algunos destacando positivamente el informe del Panel Independiente y criticando la presunta debilidad de ICANN frente a la presión de los gobiernos del GAC. Pero también ha recibido respuesta por parte de los gobiernos y, por primera vez, de un grupo de usuarios que habitan en los países amazónicos y que recientemente han emitido un pronunciamiento.
Ciertamente ICANN tiene al frente una decisión difícil. Por un lado, está el GAC y la tensión que generan estos momentos sobre aquellos que preferirían que las funciones de ICANN pasen a alguna mesa de las Naciones Unidas y sean competencia exclusiva de los gobiernos. Por el otro, un grupo de empresas registradoras que mantienen económicamente el sistema de ICANN, para las cuales una decisión basada en el juego de poder las desalienta de fomentar el desarrollo del sistema de nombres de dominio. En medio hay mucho dinero, orgullos personales, real política y mucha mala fe. Cualquier cosa puede ocurrir en realidad.
Hace unos días, Amazon envió una carta al CEO de ICANN dandole un ultimátum para la resolución del caso. A su vez, la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) emitió un comunicado de respuesta. El sentido de urgencia de este intercambio nos hace pensar que podríamos estar en la última etapa de esta genuina guerra amazónica.
Foto: Nareeta Martin para Unsplash
Ex Director de Políticas Públicas (2013-2020)
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.