La revolución digital será con nosotras o no será #8M

Nosotras somos la revolución digital

La inclusión real de las mujeres en nuestra diversidad en las tecnologías de la información y comunicaciones podría requerir de continuas y profundas reflexiones acerca de cómo lograrlo. El primer paso para hacerlo de la manera acertada es tan sencillo como reconocer que nosotras no cumplimos “un rol” en la revolución digital: nosotras somos la revolución. 

Reconocer que somos la revolución implica reconocer la deuda histórica que tienen las Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) con las mujeres. Esta deuda no solo va por cuenta de la invisibilización de nuestro trabajo y participación en esos espacios, sino también por la invisibilización de nuestra resistencia, a veces durante crisis globales y locales. Además, es importante recalcar que, históricamente, los hombres han tenido el privilegio de seguir dedicándose a los ámbitos STEM en tiempos difíciles, mientras que las mujeres nos hemos hecho cargo de las tareas de cuidado. Hoy, en el siglo XXI, muchas mujeres nos seguimos haciendo cargo de la tierra para la soberanía alimentaria, de las tareas de cuidado como la de acompañar y atender a las personas integrantes del hogar, el cuidado de las personas enfermas, la administración del dinero en los hogares e incluso de la salud mental de las personas cercanas ¿Será que las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) reconocen que sin nosotras no son nada?

Es fundamental que las mujeres en nuestra diversidad, prioricemos al desarrollo y reapropiación de las TIC para proteger los derechos ya conquistados por nosotras y continuemos en la conquistando los pendientes. La tecnología no es el fin, sino el camino para que avancemos en lo que pareciera el utópico deseo y derecho de sentirnos libres y seguras, fuera y dentro de los espacios digitales.

Cuando hago referencia a que la revolución digital e internet será feminista o no será, me refiero a la participación activa de nosotras, las feministas, en el desarrollo de las TIC, pues no solo tomamos en cuenta a las personas que se identifican como tal, sino que incluimos y hacemos parte en este trajinado camino, a todas aquellas personas que busquen generar espacios digitales y tecnologías seguras de libre acceso para todes. Es necesario que las mujeres formemos parte activa de la creación y desarrollo de nuevas tecnologías, así como en los espacios de toma de decisiones para la gobernanza de Internet. Nuestro aporte debe ser imprescindible en los procesos de monitoreo y regulación de estas nuevas tecnologías; a pesar de que somos conscientes de que, en el actual sistema patriarcal,  el involucramiento o liderazgo de una mujer no garantiza que se tomen en cuenta los derechos humanos o las distintas formas de vida como el centro de todo. La historia y la actualidad peruana nos recuerdan que podemos ser igual de dictatoriales y replicar distintas violencias patriarcales. Por eso reafirmo la necesidad de una revolución digital feminista interseccional.

Reconocemos los obstáculos para derribarlos

Como en cualquier revolución o cambio social, el patriarcado aparece para hacer prevalecer la violencia sistemática y estructural hacia las mujeres, independientemente del escenario en que se dé esta transformación. En el caso de las TIC, la violencia de género no es ajena: se ha adaptado a estos nuevos mecanismos y ha generado dinámicas únicas de represión y violencias que debemos buscar, prevenir y sancionar.

Buscando abordar esta problemática específica, el pasado 15 y 16 de noviembre del 2022, se llevó a cabo la Reunión del grupo de expertos (EGM) sobre la violencia en línea y facilitada por la tecnología contra las mujeres y las niñas (VAWG), encuentro convocado por ONU Mujeres donde participamos 24 especialistas en violencia de género en línea (VGL) y en el uso de las tecnologías. Durante dos días completos de trabajo, revisamos definiciones previas, expusimos y debatimos sobre las formas de identificar, prevenir y sancionar la violencia de género digital, así como la violencia de género facilitada por cualquier tipo de tecnología.

En esos días de constante debate y aprendizaje de las distintas perspectivas, contextos y culturas de las y los especialistas, se abordaron las consecuencias de la violencia de género en línea (VGL) y la violencia de género facilitada por las tecnologías (VGFT). Definimos a estas consecuencias como “los daños” que sufrimos las mujeres que hemos atravesado VGL o VGFT. Si bien existen daños comunes que nos atraviesan a todas en distintas dimensiones, muchos de estos varían según el contexto de cada mujer, niña y adolescente. Estos contextos también involucran a las legislaciones de las regiones participantes, los actores involucrados en el desarrollo de estas violencias, así como de los organismos internacionales que abordan la violencia de género y las tecnologías.

El consenso de la definición fue

Como pasos a seguir, acordamos continuar con la investigación desde cada una de nuestras organizaciones y regiones de manera cualitativa y cuantitativa, para compartirlas constantemente con este grupo de especialistas, teniendo a ONU Mujeres como parte activa de ella. Además, socializar la definición en contextos globales, regionales y locales, incluyendo la CSW67 sobre el tema “Innovación y cambio tecnológico, y educación en la era digital para lograr el género, igualdad y el empoderamiento de todas las mujeres y niñas” que se está realizando actualmente en la ciudad de Nueva York, donde están participando compañeras y amigas feministas, representando y llevando la agenda de Latinoamérica y más particularmente de América del Sur. Esta definición también se socializará en la Cumbre del Futuro (a realizarse en septiembre de 2024) propuesta por el Secretario General de la ONU en su Informe “Nuestra Agenda Común”, para abordar todas las formas y dominios de las amenazas a través de una Nueva Agenda para la Paz.

Dejemos de ser la agenda pendiente

Es importante reconocer que la VGL ya es considerada ilegal en algunas partes del mundo y, como en Perú, algunas de estas modalidades podrían ser sancionadas por la vía penal al tratarse de delitos. Sin embargo, esto no es suficiente para que nosotras seamos parte activa y se nos garantice seguridad integral en el desarrollo e innovación de las tecnologías. A pesar de ello, continuamos en la lucha para que las siguientes mujeres sí puedan participar, desde la paridad, la seguridad y la libertad, pues hemos desarrollamos estrategias de resistencia y resiliencia, individuales y colectivas.

Nuestra resistencia, en estos contextos, implica que las mujeres en nuestra diversidad, así como las disidencias, a pesar de las muchas brechas digitales, hemos diseñado mecanismos y herramientas desde las TIC para transmitir información sobre nuestros derechos, acompañarnos en situaciones de crisis políticas, sociales y sanitarias, así como para defendernos de la violencia machista y homolesbobitransfóbica, el racismo, el clasismo y demás violencias patriarcales históricas, sistemáticas y estructurales.

Considerando estos escenarios, resultaría contraproducente que se postergue nuestras demandas; sin embargo, a lo largo de la historia continuamos haciéndolo ¿Hasta cuándo seremos nosotras las que coloquemos nuestra agenda como pendiente para priorizar las necesidades generales de los pueblos? ¿Hasta cuándo pondremos en pausa nuestra lucha para combatir las dictaduras y desigualdades en nuestros países? ¿Hasta cuándo priorizaremos el hambre frente al machismo? Quizás hoy no tengamos las respuestas y espero poder vivir para conocerlas; sin embargo, creo totalmente que las tecnologías de la información y las comunicaciones, son parte fundamental para acercarnos a ellas. El primer paso es reapropiarnos de las mismas y si es con las compañeras y amigas, mucho mejor.

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