La semana pasada estuvimos en la décima edición del Foro Preparatorio Regional de Gobernanza de Internet (LACIGF) en Ciudad de Panamá. El LACIGF es el Foro de Gobernanza de Internet para Latinoamérica y el Caribe, en donde actores de estos países se reúnen para discutir sobre esta tecnología. El año pasado hicimos algunas críticas y planteamos nuestros puntos de vista sobre el LACIGF9 que se realizó en San José (Costa Rica) y este año hemos querido hacer lo mismo.
Sobre el evento
La logística del evento este año fue sobresaliente. Esto refleja el gran trabajo que realiza el Comité que elige la sede y también la calidad de las propuestas de las organizaciones locales. La ONG IPANDETEC, que organizó el LACIGF10, merece un reconocimiento especial por su gran trabajo.
Una buena logística es indispensable, pero no sería nada sin lo que da vida a estos espacios: los debates. Casi nunca se suele escribir sobre las dinámicas internas que genera la organización de un Foro de Gobernanza, pero tengo la impresión que allí radica su éxito o fracaso. El modelo de múltiples partes interesadas o multistakeholder es más que el cumplimiento de una serie de principios y de formas, más que un amplio auditorio lleno de cámaras o cócteles al final de la tarde. Es algo que está vivo y reproduce fielmente los contextos en donde se aplica.
El prestigio del LACIGF, su carácter no resolutivo y el nivel de exposición internacional que posee ha generado un entorno favorable para el modelo multistakeholder aún en ecosistemas pequeños o poco articulados. Así, los diferentes sectores buscan participar activamente y hacen de la coordinación local una necesidad pues las relaciones son casi siempre horizontales. Esto último debido a que tanto el programa como la financiación del evento recaen en grupos multistakeholder de carácter regional.
Esta experiencia, que hasta ahora ha hecho exitoso al LACIGF, se ha convertido en una paradigma que otras iniciativas deberían perseguir a la hora de proponer sus propios espacios, sobre todo los locales. En ese sentido, tenemos la impresión que en Panamá estas dinámicas han vuelto a converger y los actores locales han coordinado lo suficiente para ofrecer no solo un ambiente propicio para el debate, sino que han participado del mismo activamente.
Cambios urgentes
Dicho todo lo anterior, toca hablar de aquello que debería mejorarse para asegurar la continuidad y relevancia del LACIGF en las próximas ediciones. Nuevamente, la necesidad de cambios en los contenidos y la forma como se presentan es cada vez más urgente.
El sistema de paneles está agotado desde hace bastante tiempo y este año se hizo mucho más evidente. Se ha dicho varias veces que la mayoría del público ya está curtido en los temas principales y no hace falta más formatos de tipo presentación/divulgación. Los paneles deberían quedar restringidos a temas emergentes como Computación Cuántica, Inteligencia Artificial, Gobernanza de Algoritmos, entre otros.
Además, algo no está yendo bien con la conformación de los paneles. Incluso, dentro de algunos se notó un alto grado de improvisación, más que el año pasado. Si bien el balance de género es ahora una preocupación central, no debería descuidarse la calidad de los panelistas y moderadores, que decayó visiblemente este año. No es admisible ensamblar una mesa que cumpla formalmente con el requisito de tener diferentes sectores representados, pero en donde no existe algún punto de vista diferente o mínimamente interesante.
El modelo de gobernanza debe alcanzar también a los organizadores del evento y a los miembros del Comité de Programa. Sin duda alguna existe una mecánica de trabajo entre la sede, el Comité y los que financian el evento, por lo que es entendible que cierta información no sea pública. No obstante, hay otra parte que sí debería serlo con el fin de aumentar el estándar de transparencia que tanto exigimos en otras instancias. Por ejemplo, para ser reconocidos en su lista oficial de iniciativas de gobernanza, la Secretaría del IGF requiere a los Foros Nacionales que presenten un informe en donde se consigne información como número de asistentes, filiación (gobierno, sociedad civil, etc.), la forma de elección de los temas del evento, la elección de los panelistas, entre otros. Pese a que el LACIGF está listado como iniciativa regional, nunca se han divulgado dichos informes.
Si el año pasado tuvimos la impresión que los actores del Caribe estaban subrepresentados en el LACIGF, este año hay que sumarle también aquellos participantes que atendieron el evento de forma remota. Una mala coordinación entre moderadores (presencial y remoto) hizo que las intervenciones de estas personas casi no fueran atendidas. Esto tiene que mejorarse de forma urgente para no enviar una mala señal a aquellos que tienen interés pero no recursos para participar presencialmente en estos espacios.
Finalmente, es recurrente el tema con la falta de participación de los gobiernos. Por supuesto, esta crítica tiene excepciones que vale la pena resaltar: Colombia, México y Uruguay son ejemplos de gobiernos que han asumido un rol activo en el LACIGF y en sus propios países en materia de gobernanza de Internet. No obstante, sentimos que no se está haciendo más por atraer a otros gobiernos al evento, pese al importante papel que juegan. Creemos que lograrlo es vital para la relevancia del LACIGF en el mediano y largo plazo.
¿Qué sugerimos?
En la mayoría de los casos, son las mismas propuestas que el año anterior, pero hay algunas nuevas. Igual que el Foro global, debería crearse una lista de “personas recurso”, que son aquellos que se inscriben voluntariamente en un registro público, confirman su asistencia y declaran cuáles son aquellos temas en los que tienen experiencia. A partir de allí no debería ser difícil crear paneles u otros formatos con personas expertas que ya han declarado su disponibilidad para ser convocadas. Esto no solo repercute en la diversidad sino también favorece la exposición de nuevos actores.
Un mes después del evento debería divulgarse un informe público con los datos producidos; número de asistentes presenciales y remotos, divisiones por país, stakeholder, género, entre otros. Además, debería incluirse, en la medida de lo posible, las relatorías de cada sesión y otros datos críticos como las intervenciones y las conclusiones, si las hubiera. También sería interesante incorporar la retroalimentación de los asistentes. De esto debería estar a cargo los organizadores locales con apoyo del Comité de Programa.
Una manera de reforzar la diversidad, inclusión y transparencia es pensar en cambiar el sistema de financiamiento del LACIGF. Es positivo y destacable el compromiso de organizaciones como LACNIC, ASIET y otros, pero no es razonable pensar que un modelo sostenido económicamente solo por ellos es viable a largo plazo. Quizás en el futuro podría pensarse en implementar un fondo de microfinanciamientos en donde organizaciones pequeñas o incluso individuos puedan realizar pequeños aportes para la sostenibilidad de esta iniciativa.
Otra cosa que sea cae de madura es que el Comité de Programa envíe comunicaciones formales a las presidencias de todos los gobiernos de la región, invitándolos a enviar representantes al LACIGF. Algunos de ellos deberían ser candidatos a moderar o a participar de algunas de las sesiones. También se les debería estimular a hacer pequeñas presentaciones de su trabajo y a reunirse con los asistentes de sus países.
Finalmente, una gran forma de que el LACIGF recoja de forma orgánica todos estos puntos es que se cree una posición que esté a cargo del contacto permanente con la comunidad. Esta persona sería idealmente un voluntario que no tenga ninguna vinculación formal con el LACIGF, pero que esté en permanente contacto con la sede y el Comité de Programa con el fin de informar oportunamente a los interesados y ser su voz en las discusiones que surjan durante la organización del evento.
Ex Director de Políticas Públicas (2013-2020)
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
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