Donald Trump ha decidido inaugurar su mandato con el cumplimiento de algunas de sus promesas más polémicas. En su primer día como Presidente, ha firmado una orden ejecutiva para retirar a su país de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico (TPP). Esta medida, que venía siendo anunciada desde la campaña presidencial, tendrá serias implicancias para los países miembros. Al mismo tiempo, hace renacer las dudas sobre la continuidad de otros acuerdos comerciales; especialmente uno de ellos, que es el segundo más grande en la lista: TISA.
TISA son las siglas de Trade in Services Agreement (en español ‘Acuerdo en Comercio de Servicios’), un tratado de libre comercio en negociación que involucra a más de veinte países en todo el mundo, entre ellos Perú. El objetivo de TISA está implícito en su nombre: establecer reglas comunes para el comercio de servicios entre los estados miembros. Sin embargo, de la misma forma que el TPP, TISA apunta a una serie de cambios regulatorios en otros campos como propiedad intelectual, comercio electrónico, entre otros.
¿Pero qué hay de malo con eso? En esta entrada de 2015, habíamos advertido algunas de las consecuencias negativas que tendrían estos cambios para nuestro país. No obstante, durante el año pasado se han liberado decenas de documentos e información secreta que nos han dado a conocer otros aspectos preocupantes. A todo ello se suma una nueva e inquietante pregunta: ¿Donald Trump decidirá retirar a Estados Unidos de TISA o redoblar su esfuerzo? ¿Cuáles serían las implicancias si lo hace?
¿Qué ofrece TISA y qué reclama a cambio?
Como decíamos, TISA busca liberalizar las reglas del comercio de servicios entre los países firmantes. Algunos de estas se ubican en sectores como la banca, la salud, el transporte y la tecnología. Como cualquier otro acuerdo comercial, la idea subyacente es que, al tener normas estándar y menos barreras, el comercio crezca y genere mayor riqueza para todos.
Por supuesto, esta es una narrativa ingenua. En una negociación entre iguales es aceptable creer que las condiciones de un acuerdo serán justas. Pero TISA no es una negociación entre iguales. Junto a Perú hay por los menos tres países más (Chile, Colombia, Mauricio) que serán, en el mejor caso, partes de un intercambio desigual con las economías más grandes.
No obstante, desde un punto de vista pragmático, esto parece inevitable y de hecho no todo es malo. En los últimos años, la economía del Perú ha crecido y los Tratados de Libre Comercio (TLC) han tenido cierto papel en ello (si atendemos a las estadísticas del Banco Mundial). Aun quienes denuncian sus efectos negativos, concuerdan en que el principal problema pasa por la naturaleza de nuestras exportaciones (materias primas, productos de bajo valor tecnológico) y la ausencia de políticas públicas para apoyar a los sectores afectados.
Son precisamente estas políticas públicas el instrumento que permiten a los Estados, al menos en el papel, impulsar el impacto positivo y menguar el negativo de estos acuerdos. En ese sentido, podríamos creer que TISA no es diferente de otros TLC que hemos firmado. Es decir, aun en posición de desventaja, el incremento del flujo comercial terminaría sumando a nuestro crecimiento. Sin embargo, las tres filtraciones ocurridas durante el año 2016 revelan un panorama diferente. TISA, al igual que el TPP, exige algo más que solo la caída de aranceles e impuestos: Algunas de sus cláusulas limitan el poder de los Estados para crear políticas públicas para los sectores afectados e inhiben cualquier regulación que afecte los intereses del sector privado.
¿Qué pasará en el Perú si se firma TISA?
Pese a las filtraciones, aún no se tiene el documento completo del tratado que tiene capítulos pendientes de negociación. No obstante, sí se tienen completos algunos de los Anexos que contienen temas específicos. Un par de ellos (‘Anexo de Servicios Financieros’ y ‘Transparencia’) son especialmente relevantes para nuestro país:
Transparencia
No ha pasado mucho tiempo desde que el gobierno de PPK creó la Autoridad de Transparencia y ha recibido muchas críticas. La principal es que esta entidad no tiene capacidad real para poder hacer más transparente la gestión del Estado. Al estar adscrita al Ministerio de Justicia, está sometida al vaivén político y no cuenta con el poder de someter a revisión la información clasificada como “secreta” o “reservada” de otras entidades, que era uno de los reclamos de la ciudadanía.
Si el texto actual de TISA fuera aprobado hoy, el Perú se comprometería a crear un canal privilegiado para informar sobre futuras regulaciones o políticas públicas a los agentes económicos que pudieran verse afectados. Es decir, si una multinacional siente que una ley va a perjudicar su operación, puede exigir al Estado acceso a los proyectos o procesos internos con el fin de objetarlas. Esto resulta irónico pues por un lado se impide el acceso a información de interés público y por el otro se negocia un tratado donde se brinda acceso casi irrestricto a los privados con el fin preservar sus intereses económicos.
Flujo de Datos Personales
Actualmente, nuestra Ley de Protección de Datos Personales exige que la transferencia entre privados debe contar con (1) la aceptación inequívoca del titular, y, (2) que las normas del país del receptor de los datos tengan un estándar de protección igual o mayor al de la ley peruana.
Con TISA aprobado, la ley tendría que cambiar pues el tratado propone el flujo libre de los datos. Esto podría traer muchos problemas en cuanto a la privacidad y la seguridad de la información. ¿Qué impide que un privado almacene grandes cantidades de información y las almacene en paraísos “legales” donde serían virtualmente imposibles de rastrear? Nuestra norma, que preveía equiparar un poco la relación asimétrica entre usuarios y empresas sería virtualmente destruida.
Junto a estas dos existen también otras amenazas que habíamos señalado en nuestra primera entrada. Temas como la neutralidad de la red, las reglas de comercio electrónico y la poca transparencia en las rondas de negociación siguen siendo constantes. A esto hay que sumarle la coyuntura política actual en la que está inmerso Estados Unidos. ¿TISA sobreviviría a una eventual salida de Estados Unidos?
TISA sin Trump
A diferencia del TPP, la salida de Estados Unidos no acabaría definitivamente con el tratado, pero sí lo vaciaría de impulso político. Tal es así que, si las demás economías quisieran continuar, la base de países miembros debería ampliarse. No obstante, el desgaste que significó conseguir la aprobación del TPP y el revés sufrido a manos de Trump, plantean un escenario bastante contrario a esos intereses.
Como ya lo han anunciado varios analistas políticos, la retirada de Estados Unidos fortalece a China, el gran ausente en estas negociaciones. Ciertamente, el gigante asiático tiene sus propias reglas del juego y su inclusión tiene otras implicancias no solo para la economía sino también para los Derechos Humanos. Solo queda esperar y seguir vigilantes.
Más información
- Perú Libre de TISA
- Página de Wikileaks sobre TISA
- Panel sobre TISA en el IGF 2016
- Análisis de Europen Digital Rights
Ex Director de Políticas Públicas (2013-2020)
Bachiller en Derecho por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.