
Del 23 al 27 de junio se llevó a cabo el Foro de Gobernanza de Internet 2025, edición Noruega. Desde Hiperderecho pudimos participar en este espacio para compartir nuestra mirada sobre la gobernanza de internet desde Perú y como parte de la sociedad civil, articulándonos también con otras organizaciones de la región.
La reflexión que les comparto parte de una mirada crítica sobre la escasa representación de la comunidad LGBTQ+ y la ausencia de un enfoque de género tangible en el desarrollo de los paneles.
Las múltiples partes interesadas: ¿realmente diversas?
Los IGF se construyen sobre la base del modelo de múltiples partes interesadas: Sector Privado, Sector Público, Academia, Comunidad Técnica y Sociedad Civil. Desde mi experiencia como representante de la sociedad civil, puedo decir que en muy pocas ocasiones los demás sectores abordan estos espacios desde una perspectiva de derechos humanos y mucho menos desde el enfoque de género.
Es agotador que, una y otra vez, sea solo la Sociedad Civil la que insista en poner en la mesa temas urgentes como género, diversidad sexual, acceso o derechos digitales. El resto de los sectores tiende a enfocarse en temas técnicos, económicos o regulatorios, sin considerar que todos estos también requieren enfoques interseccionales y feministas.
Aunque no pude participar presencialmente en IGF anteriores, mis experiencias virtuales me daban ciertas expectativas sobre el involucramiento de mujeres y personas LGBTQ+ en todos los sectores. Sin embargo, la percepción fue clara: seguimos estando ausentes o, en el mejor de los casos, presentes solo como cuota simbólica.
Aun cuando en algunos espacios se mencionaron los derechos humanos, no se abordaron desde una perspectiva interseccional, y mucho menos con una mirada específica de género o diversidad sexual, especialmente en los sectores técnico y académico. La participación de mujeres no puede reducirse a liderazgos para la foto: necesitamos estar en el centro de las decisiones, con voz, voto y propuestas.
Paneles sobre género: ¿una excepción o una promesa?
El foro contó con decenas de paneles, y aunque me fue posible asistir a un máximo de tres por día —y en algunos casos a solo dos—, del programa general solo logré identificar dos espacios que abordaban directamente la inclusión de las mujeres en la gobernanza de internet.
Uno de ellos fue liderado por compañeras africanas: Gender mainstreaming in digital connectivity strategies UA & DR (Integración de la perspectiva de género en las estrategias de conectividad digital UA y DR), con participación de diversos países y sectores, incluyendo intervención clave de Lilian Chamorro de Colnodos (Colombia), quien compartió una experiencia latinoamericana sobre inclusión digital y conexión rural para mujeres. Fue uno de los pocos espacios donde se discutió de manera concreta sobre la necesidad de garantizar una infraestructura digital con perspectiva de género desde Asia, África, Europa y una representante latinoamericana.
En otros paneles, aunque muchos fueron liderados por mujeres —principalmente de América Latina—, el enfoque seguía siendo más bien técnico o legal. Aunque abordaban temas relacionados con derechos humanos, sentí profundamente que seguimos siendo vistas como una cuota y no como actores clave en la toma de decisiones.
Por esa ausencia, Equality Now, APC y Women Leading in IA organizaron un encuentro por fuera del programa oficial para las organizaciones que conforman AUDRI: Alliance for Universal Digital Right (Alianza universal para los derechos digitales), a la que recientemente nos unimos.
Desde una metodología diversa, este espacio nos permitió compartir experiencias y encontrar puntos en común entre los distintos países respecto a las políticas públicas en materia de gobernanza digital y género. Analizamos las narrativas que los Estados promueven en torno a los avances en inteligencia artificial (o su ausencia), así como la manera en que ciertos discursos —como los religiosos o conservadores— están siendo instrumentalizados. Estas narrativas no solo vulneran los derechos humanos, sino que también condicionan el rumbo de la gobernanza de internet en nuestros territorios.
Como bien dijo una compañera durante el encuentro:
“Cuando asumimos que el enfoque de género ya está instalado de manera transversal en todos los paneles, se pierde el foco en las necesidades de las mujeres y poblaciones vulnerables, es evidente que aún no hemos alcanzado el momento en que el género sea transversal en un foro global como este.”
Este espacio no solo fue necesario, sino urgente. Y reafirma la importancia de seguir construyendo y sosteniendo redes feministas globales que mantengan viva la exigencia de una gobernanza digital verdaderamente inclusiva, interseccional y con justicia social.
Diversidad LGBTQ+: cero representación
Ninguno de los paneles abordó de manera genuina la inclusión de las disidencias sexuales. No hubo un solo espacio que pusiera en el centro cómo la gobernanza de internet afecta o incluye (o excluye) a la comunidad LGBTQ+.
Entiendo que países como Noruega, anfitrión del evento, y varios países del norte global, tienen un contexto mucho más avanzado en temas de inclusión. Sin embargo, gran parte del mundo —América Latina, el Caribe, África y muchos países de Asia— aún enfrentamos enormes barreras estructurales. Esta ausencia de perspectiva LGBTQ+ en un foro global como el IGF es preocupante.
Las maricas —y todas las disidencias— también habitamos internet. También exigimos libertad, seguridad y participación activa en la toma de decisiones. Nuestra exclusión no puede seguir siendo normalizada. Urge una gobernanza digital que sea verdaderamente diversa, que escuche nuestras voces y comprenda que sin nosotras no hay justicia digital posible.
Este llamado es aún más urgente cuando, en América Latina, vivimos un retroceso alarmante de la democracia y de los derechos fundamentales. En este contexto, las tecnologías y el internet no son neutros: juegan un papel determinante, ya sea para legitimar esos retrocesos o, por el contrario, para detenerlos.
Si bien centro mi análisis en los derechos de la comunidad LGBTQ+ y de las mujeres, estos retrocesos afectan múltiples dimensiones. No se trata solo de ataques a los derechos sexuales y reproductivos o de la eliminación de ministerios clave con enfoque de género. También vemos una afectación directa a la libertad de expresión, un aumento de la vigilancia, y una persecución constante a la prensa, así como a personas y figuras con capacidad de influencia política o social.
¿Es posible una gobernanza de internet feminista?
Retomando a compañeras como Johanna Barón y Paz Peña, quienes sostienen que no es posible una inteligencia artificial feminista si esta sigue basada en modelos extractivistas coloniales, me pregunto: ¿es posible entonces una gobernanza de internet feminista?
Hoy, en julio de 2025, la respuesta inmediata parece ser “no”. Sin embargo, las pequeñas acciones —las preguntas incómodas que hicimos, las redes que tejimos, las caras que por fin pudimos ver— me dan esperanza.
La gobernanza feminista de internet no será posible solo desde el trabajo de las feministas o las personas LGBTQ+. Necesita de un compromiso real de todos los sectores. De todas las partes interesadas. De dejar de vernos como la cuota o la excepción y empezar a reconocernos como sujetos políticos activos.
Seguimos apostando por una internet feminista
Desde Hiperderecho, seguiremos trabajando para construir una gobernanza digital no solo democrática, sino también feminista. Porque los feminismos —digitales o no— son justicia social. Porque buscamos el buen vivir en la ciudadanía digital y también en la analógica. Porque queremos una vida libre de violencias, donde se respete la libertad de expresión y el derecho al acceso a la información.
La gobernanza de internet necesita de nosotraes. Necesita de todas las voces. Porque sin ellas, no hay futuro digital justo.

Coordinadora de Activismo