Alfabetización digital y hábitos de seguridad en línea para asegurar derechos de personas migrantes que viven en Perú

El respetar y asegurar el ejercicio de derechos de todxs en nuestro país se enfrenta a una serie de retos que nos recuerdan de aquellas brechas sistemáticas en las que vivimos y nos relacionamos: lugar de origen, territorio, educación, acceso a recursos, lengua, sexo, edad, etc. Es también necesario precisar cuán más se complejiza el panorama si consideramos la intersección de estas aristas de privilegio-opresión y los grandes desafíos que las personas que ocupen estos lugares se enfrentarán para responder a estas situaciones: por ejemplo, pensemos en lo profundamente difícil que han sido estos años de educación a distancia para chicos y chicas de hogares que se encuentran en regiones en donde no hay una adecuada conectividad a Internet, en el que las familias subsisten con pocos recursos a disposición y en los que se tiene que asumir labores de cuidado con mayor frecuencia, además de intentar cumplir con labores educativas. No es objetivo de análisis de esta índole, no obstante, limitar la mirada en quién posee y accede a más o quién posee y accede a menos, sino a realizar un llamado a la acción a “nivelar el punto de partida” para todxs, de modo que tengamos las mismas oportunidades de desarrollarnos y vivir una vida plena, en la que nuestros derechos estén asegurados. En el contexto actual de pandemia, han sido estas brechas las que han incidido en cómo – tanto individual como comunalmente -, hemos podido enfrentar esta crisis sanitaria. 

¿Qué características adicionales tendría este escenario de precariedad si nos enfocamos en la población migrante en Perú? 

La población migrante venezolana asentada en distintas regiones del país conforma una de las comunidades que actualmente mayores retos enfrenta en su inserción laboral, acceso a servicios, recursos e información orientada su estatus migratorio, así como acceso a educación para su familia. Un tema que deja de ser un reto y es, más bien, una violencia a la que se enfrentan e impacta fuertemente en ellxs y su ejercicio de derechos es la discriminación y segregación que viven en distintas dimensiones de su vida social. En espacios virtuales, la proliferación de discursos de odio contra esta población se ha manifestado de distintas maneras: desde la reproducción constante de estereotipos asociados a criminalidad y violencia en medios de comunicación y redes sociales, pasando por acoso sexual a mujeres que buscan oportunidades laborales en páginas web y vulneración de sus datos personales, hasta la rotación viral de noticias falsas como cadenas en WhatsApp que indicaban falsas rutas de presentación de documentos para que venezolanxs pudieran acceder a vacunas en Perú o que en instituciones educativas nacionales y privadas, es la casa de estudio la cual tiene potestad de atender la solicitud de inscripción de un alumnx de familia migrante o no. Observamos con preocupación cómo es que las lógicas de reproducción de discriminación y legitimidad de discursos justificatorios de este tipo de violencias encuentran en espacios virtuales un terreno en el cual sosternerse y ser amplificados. Como ampliamente discutido en nuestra labor por la defensa de derechos en espacios digitales, los límites y diferencias que asociamos diferenciadamente al espacio físico y a la virtualidad son difusos e, incluso, desfasados. En el impacto “real” de la violencia en línea, vemos cómo la discriminación en redes sociales e Internet en general pueden constituir serias afectaciones a la vida diaria de personas migrantes venezolanas e, incluso, llamados a la violencia contra miembros de esta comunidad. De este modo, como una forma de abordaje frente a esta problemática, son necesarios espacios enfocados a sus necesidades como usuarios de Internet, de modo que puedan utilizar al espacio virtual como una herramienta para atender 

El poder de la alfabetización digital para formar ciudadanía y velar por el ejercicio de derechos 

Desde Hiperderecho, y con el apoyo de Internews, buscamos atender esta problemática desde el abordaje de la alfabetización digital como una herramienta para incidir en la concientización de defensa y respeto de derechos humanos de todxs en espacios físicos y digitales. Con la implementación del programa Conectad@s sin Fronteras hemos tenido como objetivo el llegar a migrantes venezolanos de Lima, Callao y Trujillo con capacitaciones en seguridad y habilidades digitales, ciudadanía digital, identificación y prevención de violencias en Internet y acción contra la desinformación en redes sociales. Para el desarrollo de este programa, se utilizó y adaptó la currícula Soy Digital de Facebook a las necesidades situadas de la población objetivo, de modo que los contenidos propuestos respondieran al interés de lxs participantes y los conocimientos brindados fueran puestos en práctica. Así, es nuestro compromiso el difundir información relevante para la formación de capacidades digitales para que ciudadanxs venezolanxs que tuvieron que migrar a Perú puedan contar con más opciones para desarrollarse en este territorio y convertirse en agentes de cambio dentro de sus comunidades. La implementación de iniciativas de alfabetización digital se traducen en un conjunto de herramientas y conocimiento con los que se puede incidir en la construcción de ciudadanía digital, concepto que vemos imperante posicionar frente a los discurso de odio e información falsa en conjunto.

En la ejecución de talleres hasta el momento, hemos tenido la oportunidad de conocer más sobre las experiencias de personas migrantes venezolanxs y cómo experimentan su día a día en Internet. No solo esto les permite conectar con su comunidad dentro del país y sus familias en Venezuela, sino que les permite mantenerse informados sobre procesos de interés fundamental para ellxs como aquellos de índole política o de estatus migratorio. Por otro lado, cabe resaltar que desde espacios de comunidad, ellxs han podido responder y, en cierta medida, defenderse frente a campañas de desprestigio y/o discursos discriminatorios dirigidos ya sea a una persona o al colectivo entero. No obstante, se identifica que el conocimiento sobre tecnología, plataformas digitales y seguridad en línea son elementos que ayudarían en esta tarea de defensa y construcción de ver a todxs como ciudadanxs digitales. 

Tecnología como libertad

Conocer herramientas digitales y mejorar las capacidades de comunicación en línea son los primeros pasos para mitigar riesgos asociadas a los discursos de odio. Pensando en el espacio digital como uno que deseamos llegue a ser uno sin violencia, con estas nuevas prácticas y conocimientos, podemos reconocer qué tipo de agresor está detrás de los comentarios y narrativas xenofóbicas, misóginas o de cualquier tipo de discriminación. 

Apostemos por una alfabetización digital que signifique usos seguros y disfrute de la tecnología, de una Internet sin prejuicios trasladados a este espacio virtual. Creemos que a partir de estas nuevas reflexiones ubicadas en el espacio digital, no solo estamos incidiendo en una mejor convivencia y respeto de los derechos de todxs lxs usuarios, sino que posicionamos también esas preguntas para nuestra interacción en el espacio off-line. 

 

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