#8M: Mujeres y diversidades, uso de las TIC y acceso a Internet en el Día Internacional de la Mujer Trabajadora

El Día Internacional de la Mujer Trabajadora nos llama a la reflexión y acción sobre las condiciones en las cuales las mujeres en nuestra diversidad vivimos y resistimos individual y colectivamente. Nos convoca también a conmemorar una historia de luchas y derechos alcanzados, además de aquellas estrategias de cambios desplegadas en el marco del sistema neoliberal capitalista. La precarización de condiciones de vida de muchas mujeres alrededor del mundo se ha visto aún más comprometida en el contexto de crisis sanitaria y, en línea con análisis del enfoque interseccional, han sido las personas más vulnerables quienes han tenido que realizar grandes esfuerzos de autogestión para poder salir adelante en comunidad. 

Por otro lado, la virtualización de actividades laborales a partir del confinamiento durante la pandemia ha puesto en evidencia nuevas maneras de entender los límites de proximidad, horarios y cargas de trabajo asalariado y de cuidados. El rápido posicionamiento del espacio virtual e Internet como escenario al cual trasladar aquellas labores nos trajo nuevos retos y desafíos: ¿Cómo iba a poder ser Internet la solución al “normal” desarrollo del trabajo en un país en el que no todxs contamos con recursos económicos, dispositivos electrónicos y conectividad que siquiera aseguren un acceso regular al espacio virtual?, ¿En la virtualidad, cómo mujeres y virtualidades pueden desplegar sus actividades con normalidad si es que nos enfrentamos con mayor intensidad y frecuencia a distintos tipos de violencia de género en línea? Y, sobre todo, ¿Acaso en Internet encontramos servicios y plataformas que atiendan y respeten las diversas necesidades de las mujeres según lenguaje, espacio territorial, raza, origen étnico, etc.? A simple vista, las respuestas a estas interrogantes nos hacen encarar un escenario no muy esperanzador. Bajo la noción de “nueva normalidad”, la misma que hace alusión a la virtualización de muchas prácticas sociales, se pensó, entonces, en formas de supervivencia a la que solo unos pocos grupos podrían acceder. De ese modo, el uso de las TIC y el acceso a Internet brindaron a algunas personas cierto nivel de persistencia de normalidad frente a la grave crisis que vivimos. No obstante, ¿qué pasa con aquellas mujeres que no cuentan con la oportunidad de desarrollar sus actividades en la virtualidad, ya sea por razones técnicas o de intensificación desigual de tareas de cuidado en sus hogares? A propósito de esta fecha en la que conmemoramos la incansable lucha de mujeres por sus derechos ciudadanos y, en especial, laborales, queremos aportar algunas reflexiones sobre el impacto de Internet y su poder transformador en la vida de mujeres trabajadoras. 

Labores de cuidado y el trabajo en línea 

Al quedarnos en nuestros hogares, la gestión de las tareas que se tienen que realizar en este y el cuidado de terceros se ha encontrado frontalmente con nuestras responsabilidades laborales. Una de las manifestaciones más claras de la desigualdad de género es la repartición – o, incluso, ausencia de repartición – de las tareas de cuidado en el hogar, las cuales recaen casi tácitamente en las mujeres. La vigencia de expectativas y roles de género han delimitado a las tareas del hogar como responsabilidad de las mujeres. ¿Quién no ha escuchado a varones comentar “¡pero si yo te ayudo lavando los platos”! Para mostrar que colabora en las tareas del hogar? Alerta de spoiler: ese no es el asunto. Sea cual fuera la situación que se nos venga a la cabeza, se identifica una sobrecarga de labores, además de las responsabilidades que las mujeres asumen con el trabajo en modalidad virtual. Esto, a su vez, viene de la mano con una serie de dificultades y afectaciones que las mujeres tendrán que enfrentar: mayor cansancio que puede afectar la salud física y mental, desigual desempeño laboral, menos tiempo para desarrollar intereses personales, menor cantidad de tiempo disponible para conectar con seres queridos, etc. Pensemos también en aquellas situaciones en las que los cuidados son realizados y compartidos desde la virtualidad. Durante estos últimos años, ¿Quién no ha estado constantemente chequeando el estado de ánimo de alguna amistad o familiar haciendo uso de alguna plataforma virtual? Frente a este tipo de preguntas, ¿por qué no abordarlas también como factores que están presentes en el desempeño y desarrollo del trabajo en espacios virtuales que las mujeres y disidencias asumen? 

Es necesario también considerar el impacto de las labores de cuidado en mujeres jóvenes, adolescentes y niñas de cara al proceso de educación en línea. La experiencia de virtualizar la vida social y educativa no se ha desarrollado de la misma manera entre todas y todos: aquí también se reproducen brechas de género asociadas, por un lado, al incentivo de uso de Internet y formación de habilidades tecnológicas y, por otro, mandatos sociales asociados a quién debe ser priorizada la educación en casos de crisis. En el estudio exploratorio de brechas digitales de género en población adolescente en Perú, realizado por Hiperderecho por encargo de Unicef Perú, se identifican nodos críticos en cuanto a la situación de jóvenes y adolescentes en etapa escolar secundaria, así como la percepción y experiencia de violencias en el espacio virtual en el que deben convivir para estudiar y, como todo adolescente, relacionarse con lxs otros e ir formando su identidad. 

Internet como potencialidad de espacio de igualdad de derechos y respeto de la diversidad

No es esta la primera vez que nos referimos a Internet como potencialidad de espacio cuestionador en el cual se puedan abolir sistemas de desigualdad y se construya un horizonte de nuevas relaciones libres de esquemas jerárquicos de lectura (y vivir) el mundo. No obstante, sabemos que no es el caso: día a día, mujeres y diversidades enfrentan, resisten y actúan en contra de violencias en Internet por motivos de género, con lo cual se afectan derechos y oportunidades de formación y despliegue general de todo lo que nos ofrece el espacio virtual. Los avances en materia de cuidado y atención a los usuarios de plataformas significan una mayor preocupación sobre la convivencia y vulneración de derechos de comunidades, pero aún no responden plena y rápidamente a situaciones que necesitan una respuesta rápida: pensemos en campañas de desprestigio, robo de identidad de cuentas con fines de dañar la integridad de una persona, acciones coordinadas alrededor de discursos de odio contra comunidades, etc. Se identifica que cada vez hay más configuraciones de privacidad, verificación de información, denuncias y reportes a contenido y perfiles, pero aún queda pendiente el resguardar con mayor atención la navegación de mujeres y diversidades. 

Internet y las TIC como canales de difusión y visibilización de activismos por los derechos laborales de las mujeres 

Las plataformas digitales más populares se han convertido en canales útiles, prácticos y de gran alcance de público en general. En cuanto a distintas demandas y luchas sociales, como la defensa de derechos de las mujeres, colectivas y organizaciones feministas, antipatriarcales, de justicia económica y análogos han logrado posicionar discursos por la igualdad y cese de violencia en el imaginario colectivo. Esto, por supuesto, no ha sido bien recibido en todos los casos, sino que constantemente podemos ser testigos de narrativas antiderechos que desvirtúan contenidos que cuestionan estructuras de poder vigentes en nuestra sociedad. 

Desde los activismos por los derechos laborales de las mujeres, se ha logrado posicionar la importancia de cerrar brechas de pago, acceso a recursos, acceso a formación por la vigencia de estereotipos de género, etc. Más allá de hablar sobre conceptos como “techo de cristal”, “empoderamiento”, “liderazgo”, nociones discutidas desde un marco de referencia neoliberal, ha sido en Internet que hemos podido conocer experiencias de ollas comunales autogestionadas, difusión de emprendimientos, casos de denuncia de abusos laborales y análogos. 

Entonces, ¿Cómo podemos seguir actuando por los derechos de las mujeres y diversidades trabajadoras en el espacio virtual? 

Es necesaria una visión panorámica y estratégica que condense lo individual y colectivo de nuestra vivencia en Internet y plataformas virtuales. Consideramos que no hay una ruta fija, pero apostamos por el poder que tienen las siguientes vías: 

  • Posicionar al tema de la brecha digital de género en la conversación sobre infraestructura puede servir para atender la demanda de servicios a los que todxs lxs ciudadanos deberíamos acceder y que, en definitiva, incidirían en mejoras para la formación de habilidades y acceso de recursos a mujeres y diversidades. 
  • Incluir el enfoque interseccional en el análisis sobre problemáticas relacionadas a la tecnología. No obstante, este no debe quedarse en el señalamiento del privilegio, sino que se debe plantear rutas de acción claras y accesibles con las cuales actuar sobre la vida de sujetos y comunidades en situación de opresión. Además, se debe rendir cuentas sobre los procesos de reparación y atención de situaciones que hayan vulnerado derechos de mujeres, incluso en el pasado. 
  • Amplificar las voces de lideresas, encargadas de vocería y representantes de demandas laborales. Es con ellas con quienes se deben construir espacios de diálogo cuando hablamos de derechos laborales en línea, no conocer sus experiencias y describirlas como propias. 

Nota: Publicamos esta entrada de blog dos días después del 08 de marzo porque las mujeres del equipo de Hiperderecho decidimos, de manera voluntaria, acatar el paro internacional de mujeres convocado para esta fecha. Al ser una organización cuya labor se encuentra en la intersección de derechos humanos, tecnologías y género, vemos necesario llevar a la práctica aquellas demandas y consignas feministas que buscan dar cuenta de las brechas a las que las mujeres y diversidades nos seguimos enfrentando.

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