A 30 años del Pacto de Beijing: los feminismos transformadores no perdemos fuerza

El 25, 26 y 27 de noviembre se realizó en Lima el seminario 30 años de Beijing: los feminismos, una fuerza transformadora”, organizado por Oxfam Perú, Diakonia y la Casa de la Mujer Peruana Flora Tristán. Durante tres días, más de 40 feministas de América Latina y el Caribe —junto con más de 25 activistas de diversas regiones del Perú— nos reunimos para reflexionar sobre el legado de Beijing y los desafíos urgentes que enfrentamos en nuestros territorios.

¿Qué es la Plataforma de Acción de Beijing?

La Plataforma de Acción de Beijing, adoptada en 1995 durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Naciones Unidas, es uno de los hitos más importantes para los derechos de las mujeres a nivel global. Este pacto estableció 12 esferas críticas para alcanzar la igualdad, desde la participación política hasta los derechos sexuales y reproductivos, la educación, la economía del cuidado y la eliminación de todas las formas de violencia.

Varias feministas peruanas participaron activamente en ese proceso histórico. Entre ellas, Virginia Vargas y Cecilia Olea, referentes imprescindibles del feminismo latinoamericano, cuyas intervenciones permitieron posicionar las agendas de igualdad desde perspectivas interseccionales y comunitarias.

Historia viva de los feminismos latinoamericanos

En este encuentro, pudimos escuchar de manera directa las reflexiones de compañeras que estuvieron en Beijing hace 30 años. Sus relatos —cargados de memoria, resistencia y lucidez política— nos recordaron las condiciones adversas en que viajaron, muchas veces en contextos marcados por dictaduras, conflictos armados, ausencia de libertad de expresión y sin las herramientas digitales que hoy parecen tan cotidianas. A pesar de ello, lograron sentar las bases de los estándares internacionales que hoy defendemos.

Escuchar esas voces, como Lucy Garrido, Rita Segato, Diana Miloslavich, Line Bareiro, entre otras, fue escuchar la historia viva de los feminismos latinoamericanos. Ellas colocaron el cuerpo para que hoy tengamos derechos que parecen “naturales”, pero que son el resultado de décadas de lucha colectiva.

Ejes del encuentro

El seminario se organizó en torno a tres pilares: Memoria y justicia para vidas libres de violencias, cuidados para la sostenibilidad de la vida y participación política para la igualdad y la democracia

Sobre memoria y justicia, el primer día hicimos un recorrido crítico sobre lo avanzado y lo retrocedido en estas tres décadas. Conversamos sobre los nuevos desafíos: la desinformación digital, el avance de discursos fundamentalistas, la precarización económica, el autoritarismo y las violencias online. También se realizó un Tribunal contra los Feminicidios, junto a familiares de víctimas, antes de movilizarnos en la marcha del 25 de noviembre.

Para el segundo día, sobre cuidados para sostener la vida, en diálogo con el reconocimiento del derecho al cuidado por Naciones Unidas en 2024, discutimos la urgencia de un sistema nacional de cuidados digno y feminista. Las comparaciones con países como Uruguay o Colombia evidencian la deuda del Estado peruano, que solo ha avanzado gracias a la incidencia histórica de los movimientos feministas. Desde Hiperderecho diseñamos el taller de Tácticas digitales frente a fundamentalismos, que facilitamos junto a Beatriz Quesada de Social TICs (México) y Paola Gutierrez de Oxfam LAC, permitió conectar tecnología, memoria y defensa de derechos. El día terminó con la reproducción de cortos hechos por mujeres de la región, espacio a cargo de la compañera de CholaContravisual.

Cerramos con la participación política y democracia, precisamente en un contexto electoral tenso en Perú y la región, el tercer día abordó la participación política de las mujeres. Compañeras de Paraguay, Colombia, Bolivia y Perú —incluyendo a la campaña “Somos la Mitad, Queremos Paridad sin Acoso”— reflexionaron sobre los avances normativos y las contradicciones del presente: más mujeres en política no siempre significan más democracia, especialmente cuando persisten el acoso, la corrupción y la captura institucional.

El día concluyó con un taller para construir una agenda regional feminista para la participación política, y con una obra teatral, 48 horas, a cargo de Trenzar, que retrató con crudeza la desaparición de mujeres y la lucha de sus familias.

Una fuerza que no se detiene

El encuentro fue un recordatorio potente de que los feminismos latinoamericanos siguen siendo una fuerza transformadora y colectiva, capaz de articular memoria, política y esperanza, donde las tecnologías juegan un rol determinante para defender y avanzar en la búsqueda de justicia, reparación y el bien vivir. Como mencionó otra compañera feminista Rocío Silva Santisteban, “si las mujeres enfrentaron la dictadura fujimorista, podremos enfrentar cualquier retroceso”. Treinta años después, esa convicción sigue intacta.

Los feminismos no bajamos los brazos. Como lo hicieron nuestras antecesoras en Beijing, seguimos construyendo democracia, justicia y libertad en todas las plataformas: en las calles, en las comunidades, en lo digital y en los espacios de decisión. Porque la lucha continúa, y la seguimos tejiendo juntas.

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