El despacho de la congresista Mirtha Vásquez, en un trabajo conjunto con Hiperderecho, presentó este jueves 17 de junio el Proyecto de Ley Nº 7907/2020-CR que tiene como finalidad regular la transparencia en el gasto de organizaciones políticas en redes sociales y garantizar la protección de datos personales en la propaganda electoral. Para la elaboración de este proyecto se tomaron en cuenta las investigaciones realizadas por Hiperderecho tituladas “Datos personales y elecciones” y “Restricciones a la propaganda electoral en redes sociales”, en el marco de nuestro proyecto “Democracia y Datos”.
Contexto
Como pudimos apreciar durante el último proceso electoral, la campaña se caracterizó por una ausencia de transparencia en el gasto en redes sociales y de respeto del derecho a la protección de datos personales. Tomando ello en cuenta, esta iniciativa legislativa busca implementar una serie de modificaciones e incorporaciones necesarias a las actuales Leyes de Organizaciones Políticas y Orgánica de Elecciones, en vista de la falta de regulación en torno a la difusión de propaganda política mediante redes sociales y plataformas digitales. Igualmente, el mencionado proyecto aborda la problemática del financiamiento público indirecto en redes sociales y otras plataformas, aportando algunas disposiciones que harían más viable esta disposición.
La actual Campaña Electoral ha demostrado que los Partidos Políticos han logrado acceder a los datos personales de ciudadanos para enviar propaganda mediante mensajes directos, correos y llamadas. Es por esto que en Hiperderecho queremos ofrecer a la ciudadanía una herramienta sencilla y accesible para solicitar transparencia en el uso de nuestros datos a los partidos que están y estuvieron en campaña este 2021.
Datos Personales y Elecciones
En el taller ‘Datos Personales y Elecciones: Auditoría del uso de datos personales en la publicidad electoral’ mostraremos cómo enviar una solicitud ARCO, un documento legalmente vinculante que nos permite reclamar el derecho de acceso, rectificación, cancelación y oposición a nuestros datos personales.
Participa
El taller se llevará a cabo en dos fechas: el 21 y el 29 de mayo, de 10am a 11:30pm. Regístrate aquí.
A pocas semanas de empezar la segunda vuelta de las Elecciones Generales 2021, es importante recordar la cantidad de propaganda política que nos ha llegado durante este periodo electoral.Mucha de esta propaganda puede haber sido dirigida específicamente a miembros de nuestra comunidad, nuestro género, nuestro perfil socioeconómico o nuestra región mediante Facebook, Whatsapp, correo o mensaje de texto. Esto se debe a que muchos de los partidos han demostrado contar con acceso a bases de datos en las que figuran nuestros datos personales sin que hayamos dado consentimiento explícito de ello.
Es por eso que en Hiperderecho queremos empoderar a que la ciudadanía recupere el control sobre sus datos personales haciendo uso de la Solicitud ARCO. Las siglas ARCO se refieren a los cuatro tipos de derechos que podemos ejercer cada vez que un titular de banco de datos personales trata nuestra información:
Derecho de acceso: Toda persona tiene el derecho de conocer qué datos se tienen sobre sí mismo, cómo y por qué esta información fue recopilada y qué transferencia se hicieron con ellos.
Derecho de rectificación: Toda persona tiene derecho a que sus datos sean actualizados cuando no lo están o sean rectificados cuando son inexactos.
Derecho de cancelación: Los datos personales deben ser eliminados cuando estos datos hayan dejado de ser necesarios o pertinentes a la finalidad para la cual hayan sido recopilados.
Derecho de oposición: Toda persona tiene el derecho a solicitar que sus datos personales ya no sigan siendo utilizados, cuando no haya prestado el consentimiento para ello o cuando existan motivos fundados para ello.
Al enviar una solicitud ARCO a una empresa o partido político, estamos enviando una comunicación legalmente vinculante que nos permite saber cómo es que se están recopilando, tratando y utilizando nuestros datos personales. En el contexto de estas elecciones, es importante enviar solicitudes ARCO a aquellos partidos que nos han contactado directa o indirectamente con propaganda política y exigir que nos den acceso a los datos que tienen sobre nosotros y solicitar que los borren.
Estamos buscando voluntarios que hayan recibido propaganda en este proceso electoral y busquen conocer qué datos suyos manejan los partidos políticos para exigir transparencia mediante una solicitud ARCO. ¡Escríbenos a mariajose@hiperderecho.org para hacerte llegar un formulario y ayudarte en el proceso!
En el actual proceso electoral, los 17 partidos políticos que suscribieron el Pacto Ético Electoral (PEE) propuesto por el Jurado Nacional de Elecciones se comprometieron, entre otros lineamientos, a evitar la publicación de noticias falsas o engañosas por medio de las redes sociales y plataformas web y evadir el uso de bots, trolls o cuentas falsas para difundir propaganda. Si bien este pacto no tiene respaldo normativo legal, es en la actualidad el único compromiso que alude a los riesgos de la inteligencia artificial y desinformación en línea a la hora de hacer campaña.
Facebook e Instagram
En el Perú, el 94% de internautas están afiliados a Facebook. Esta plataforma cuenta con Ad Library, un portal que busca “transparentar” el presupuesto, audiencia y geolocalización de cada anuncio político que se publica en sus redes. Para esto, el mismo usuario que hace la publicación debe etiquetar la publicación como de carácter político o social. Estos anuncios son luego revisados por Facebook para decidir si cumplen o no su política de privacidad y normas comunitarias.
Desde el 2018 existe una creciente desconfianza sobre el rol “imparcial” que Facebook aparenta establecer cuando se trata de opiniones políticas. Facebook permitía a empresas extraer datos muy detallados sobre potenciales votantes para luego venderlos a partidos políticos interesados. El caso estalló particularmente en los Estados Unidos y el Reino Unido luego que se descubriera la granularidad de datos que ciertos anunciantes de campaña podían extraer de Facebook y usar para lanzar campañas personalizadas, enfocadas muchas veces en apelar a la vulnerabilidad de cada sector (ej. crimen, desempleo, opiniones sobre inmigración, acceso a servicios de salud, entre otros). Incluso se reveló que en Estados Unidos, se realizaron campañas digitales para desincentivar a que grupos minoritarios fueran a votar.
Facebook reconoció públicamente estos errores y ha intentado expandir el contenido sobre sus políticas de transparencia y Normas Comunitarias. No obstante, estas políticas están fuertemente centralizadas en algunos países y menos en otros, incluyendo al Perú. Por ejemplo, las reglas para publicar anuncios de naturaleza política en Facebook se extienden a 194 países a nivel mundial pero Facebook admite que solo verifica de forma proactiva el contenido en el 49% de países. Según el servicio de ayuda para empresas de Facebook, los niveles de exigencia para publicar anuncios políticos o de índole social se regulan según en cuál de tres grupo se encuentra el país, pero no explica el criterio utilizado para segmentarlos:
El primer grupo, donde se incluyen 44 países, en su mayoría Europeos y Norteamericanos, exige que cualquier publicidad de naturaleza social, política o electoral venga de cuentas que han confirmado por medio de su plataforma su identidad, locación y verificación de que los pagos a la publicidad se hagan en la moneda nacional.
El segundo grupo exige lo mismo, pero sólo para anuncios sobre política y elecciones. Entre este grupo de 37 países se encuentra Argentina, México, Bolivia, Ecuador, Chile y Colombia.
Finalmente, el tercer grupo, donde se encuentra el Perú entre otras 99 naciones, el seguimiento de estos pasos es netamente “voluntario”, no supervisado, pero las políticas de la red social simplemente recomiendan “encarecidamente” que se sigan los mismos procesos que los grupos anteriores.
¿Este mecanismo de transparencia nos sirve para fiscalizar la publicidad electoral en el Perú? Hasta el momento hemos encontrado una serie de barreras que nos sugieren que no es suficiente. En primer lugar, el hecho de que el tercer grupo no esté sujeto a las normas con la misma exigencia que los primeros dos, nos indica que Facebook tendrá menos poder para exigir – y por lo tanto, implementará menos esfuerzos para monitorear – el uso adecuado de su plataforma parte de partidos políticos peruanos. Por ejemplo, a la fecha, la auditoría mediante Facebook Ads demuestra que la gran mayoría de anuncios de candidatos a la presidencia y al congreso no escogen revelar su inversión. Solo un puñado de anuncios electorales peruanos han decidido publicar voluntariamente su inversión en Facebook Ad Library.
En segundo lugar, el proceso de monitoreo de cumplimiento como tal no es suficientemente fuerte. Para comprobar que el anuncio político cumpla con los requisitos primero, pasan por un filtro de Inteligencia Artificial que da el primer sello de aprobación. Luego, este filtro inteligente está siendo retroalimentado constantemente por “equipos especializados”, es decir, seres humanos subcontratados por Facebook que verifican uno a uno si es que el contenido es propicio o no. Este filtro humano presenta una serie de complicaciones, por lo que esta revisión no siempre será precisa. Si es que algún anuncio político relevante a nuestras elecciones pasa a ser moderado por Facebook, probablemente estará a cargo de un equipo humano no especializado en coyuntura política de nuestro país y que además es particularmente vulnerable. en Estados Unidos, Filipinas e Irlanda, se ha denunciado que las empresas tercerizadas por Facebook no ofrecen apoyo psicológico adecuado para los trabajadores que limpian nuestras redes y están expuestos a contenido de naturaleza política y social muy violento y explícito. Muchos ex “limpiadores” de anuncios y publicaciones presentan síntomas de estrés post traumático.
En Perú estamos por descubrir cómo y si es que los candidatos utilizarán bases de datos para modelar sus anuncios de campaña. Igualmente, podemos encontrar llamados a la acción por parte de candidatos como César Acuña, que ha desarrollado un Chatbot por Facebook Messenger para esparcir información sobre su campaña, obtener una base de datos de simpatizantes y buscar afiliaciones a su partido. Es necesario recordar que Facebook Messenger está regulado por las mismas políticas de privacidad que Facebook y los países. Regular chatbots que adoptan la palabra de los candidatos bajo nuestro actual reglamento electoral puede ser difícil: ¿califican como publicidad o como un evento proselitista? En caso se haga mal uso de los datos recopilados, ¿quién es el responsable? ¿el partido, el candidato o los desarrolladores del chatbot? ¿Qué tanta ventaja le da a un partido tener este tipo de tecnologías para reclutar militantes a diferencia de los que aún lo hacen de forma analógica?
Consideramos que la disparidad de medidas tomadas por Facebook para supervisar campañas electorales a nivel mundial deja expuestos a países como el Perú a que se haga publicidad de forma poco transparente. Recientemente Hiperderecho se unió a Privacy International y 60 organizaciones a nivel internacional para solicitar que las regulaciones de transparencia de anuncios políticos en Facebook sean las mismas en todos los países.
WhatsApp previene que los partidos políticos envíen anuncios a audiencias tan masivas como las demás redes sociales. Las medidas tomadas por la plataforma limitan el número de reenvíos a cinco chats al mismo tiempo y estas publicaciones aparecen con la etiqueta de “Reenviado muchas veces”. Sin embargo, si es que algún tipo de propaganda se filtra y se difunde por este medio, es casi imposible detectar su origen. En las elecciones presidenciales de Brasil del 2018, se esparcieron mensajes, fotos, videos y memes (en su mayoría engañosos) que favorecieron la candidatura del luego presidente Jair Bolsonaro. Estudios han intentado desglosar la forma cómo estos mensajes fueron dirigidos a distintos sectores de la sociedad y cómo la estructura de grupos homogéneos y cerrados de WhatsApp desincentiva que se realicen verificaciones de datos.
En Perú, usuarios de Twitter han manifestado que han recibido WhatsApps por parte de distintos números telefónicos con prefijo perteneciente a India (+91) atribuídos al candidato Hernando de Soto. En este caso es imprescindible establecer cómo es que el partido Avanza País tiene acceso a los números telefónicos de los votantes. Si es que un partido puede haber adquirido una base de datos personales de ciudadanos votantes o contar con un equipo contratado (nacional o extranjero) para enviar este tipo de publicaciones por redes sociales, sería ideal que se transparente el proceso.
No está de más recordar que en las últimas semanas WhatsApp anunció cambios en sus políticas de privacidad, sembrando escepticismo en los usuarios que conocen su vínculo con el modelo de negocio de publicidad intrusiva de Facebook y promoviendo la migración a otras plataformas de mensajería instantánea como Signal o Telegram. Lamentablemente para muchos peruanos, cambiar de aplicativo no es tan fácil. Por más simple que parezca para unos, existe una serie de brechas que impiden que algunos usuarios puedan elegir cómo navegan por internet y se comunican desde sus teléfonos inteligentes.
Por un lado tenemos personas que solo saben utilizar estos aplicativos ya que recibió instrucción por parte de amigos o familiares: pensemos en usuarios mayores que saben ingresar y usar a las plataformas para comunicarse con sus seres queridos pero no tienen la capacidad de borrar, desinstalar o acceder a la tienda de aplicativos. Por otro lado tenemos el incentivo económico: la mayoría de empresas de telecomunicaciones ofrecen planes de datos con Facebook y WhatsApp “ilimitado”, es decir, el uso de estas plataformas no cuesta megas ni datos. Esto nos invita incluso a evaluar las trabas monetarias que existen para acceder a servicios web como buscadores, noticias, entre otros. Las personas que no pueden acceder a más de lo que saben usar (o pueden pagar) son particularmente vulnerables a las redes de desinformación.
Google y YouTube
Finalmente, Google no es una red social per se pero maneja una inmensa cantidad de anuncios políticos que se muestran en su buscador, en YouTube y páginas de terceros. Estos anuncios están también sujetos a condiciones y restricciones además de las normas legales de cada país. Como indica Google en su página de Políticas de Google Ads: “Queremos que todos los anuncios y destinos de carácter político cumplan las leyes electorales locales de la zona a la que se orientan. Esta política incluye la jornada de reflexión obligatoria antes de unas elecciones.”
En un intento de mantener esta imparcialidad, la empresa cuenta con un Informe de Transparencia, un portal que ofrece estadísticas detalladas de cómo se compra y difunde la publicidad política en los Estados Unidos, Israel, Australia, Nueva Zelanda, India, Taiwán, Reino Unido y la Unión Europea. Estos reportes documentan de forma accesible los gastos totales en publicidad política de cada partido y los principales “targets” según edad, género, región, estado, etc. Igualmente, cuenta con una biblioteca más minuciosa que la Ad Library de Facebook, donde se puede ver incluso las diferentes versiones que existen del mismo anuncio, según su segmento demográfico asignado. El portal además permite descargar los datos abiertamente y a detalle en formato .csv.
Foto: Reporte de Transparencia de Estados Unidos (extraído el 16 de enero del 2021)