En septiembre del 2018, se promulgó el Decreto Legislativo 1410 y en Hiperderecho sentimos un alivio. Habíamos pasado la gran parte de ese año documentando casos de violencia en internet junto a mujeres cis, personas LGBTIQ y activistas feministas, quienes con mucha valentía y vulnerabilidad, nos contaron sus experiencias de violencia en el espacio digital. Nos contaron cómo la violencia las hizo sentir y cómo afectó su relación con su voz y sus cuerpos. Nos confesaron que muchas veces sentían que perdían las fuerzas y que internet parecía tierra de nadie. Y también reafirmaron que la contención feminista fue clave para que ellas deciden quedarse en este espacio y luchar por sus derecho a estar conectadas a internet.
En ese escenario, la promulgación del Decreto Legislativo 1410, la norma que modificó al Código Penal y convirtió en delito al acoso, acoso sexual, el chantaje sexual en internet y la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento (DIISC) nos brindó esperanza. Creíamos que con él, se abrirían una serie de caminos y mecanismos para que todas estas personas puedan finalmente buscar protección, reparación y justicia. Sin embargo, dos años después estamos enfrentándonos a una dura realidad al reconocer que todos aquellos obstáculos que enfrentan quienes denuncian violencia de género, se están replicando para quienes denuncian violencia de género en línea. Hoy entendemos que aún queda un largo camino por recorrer para que quienes viven violencia en internet, se sientan realmente respaldadas y contenidas por el Estado.
Así nace Después de la Ley, un proyecto de investigación y acompañamiento que estamos lanzando oficialmente a partir de mañana 25 de noviembre y que busca entender hasta qué punto el sistema de justicia peruano ofrece una atención adecuada, con enfoque de género, sin revictimización, culpabilización y ninguna forma de violencia, para casos de violencia de género en línea. En este post te contamos un poco más sobre en qué consiste este proyecto y por qué las preguntas y hallazgos que levanta son tan relevantes en el entorno político y social en el que vivimos.
La policía no me cuida, me cuidan mis amigas
Las movilizaciones que hemos vivido en el país desde el 9 de noviembre y la brutalidad policial que las han acompañado, han puesto en evidencia una situación que viene siendo denunciada por colectivas feministas por años: que la policía y las fuerzas del orden no nos cuidan. A pesar de ser una institución que ha sido montada con la misión de velar por nuestra seguridad y derechos, la idea de acercarnos a la policía nos genera desconfianza, temor y miedo. Y este miedo no surge este noviembre, cuando la policía detuvo de manera arbitraria a mujeres para hacerles una ‘inspección femenina’, o cuando una mujer fue detenida y sometida a diferentes formas de violencia sexual por haber participado de las protestas ciudadanas. El miedo hacia la policía está instalado en nosotras por vivir y ser mujeres en este país.
Es un hecho que aproximadamente el 70% de los casos de violencia de género no son denunciados. En las palabras de la socióloga peruana Liz Meléndez, a pesar de contar con una legislación favorable para atender casos de violencia de género, entre los principales obstáculos para denunciar encontramos precisamente al miedo y la desconfianza:
“Hay una gran desconfianza en las instituciones estatales, una gran sensación de impunidad. Independientemente de que estemos saludando nuevas medidas legislativas, esto no necesariamente se está traduciendo en el cotidiano de las mujeres. Ellas van a denunciar y a veces no logran hacer la denuncia porque encuentran una mala respuesta o porque no se les da una salida”
Sin embargo, lo más grave es que no solo se trata de miedo, si no de una verdadera posibilidad de volver a vivir violencia al realizar la denuncia. El deber justificar frente a operadores de justicia que los testimonios son válidos y veraces, el lidiar con procesos re-victimizantes, el tolerar la deslegitimación de sus testimonios de violencia a propósito de prejuicios machistas – todas son formas de violencia psicológica. En los casos más graves, también hemos sido testigos sobre cómo la policía es capaz de enmarrocar a una mujer que ha vivido violencia doméstica, de ejercer violencia sexual sobre mujeres trans o por medio de su inacción, hasta acabar con sus vidas.
«[Una investigación de la Defensoría del Pueblo] identificó que al 92% de usuarias […] no se les brindó medidas de protección y el 36% recibió comentarios descalificadores, cuestionadores y de desconfianza por parte del personal policial. […] Además, se debe tener en cuenta que el 28% de víctimas de feminicidio y tentativa de este delito, denunciaron hechos previos de violencia, sin embargo la mitad de ellas terminaron siendo cruelmente asesinadas por sus parejas o ex parejas.»
Esta situación nos preocupa, primero porque el daño que recae sobre los cuerpos, identidades y las vidas de mujeres y personas que acuden a la policía buscando protección de la violencia de género es irreparable. Pero también nos preocupa porque la violencia de género muta: se transforma, se adapta y aparece en nuevos espacios y formatos que hoy podrían estar siendo deslegitimados simplemente por no ser entendidos o por estar normalizados. Al estar inmersas en una cultura de machismo y de violencia estructural, nos preguntamos cómo podemos cuidar a las mujeres y a las personas que, amparándose en la misma ley, deben acercarse a una policía a denunciar específicamente violencia digital. ¿A qué prejuicios se enfrentarán? ¿Por qué serán culpadas? ¿Cómo también se va a transformar la impunidad?
En este contexto y mientras continuamos demandando una reforma policial, la promulgación del Decreto Legislativo 1410 se perfila solo como un comienzo para cuidarnos de la violencia en línea. Mientras estas normas continúen siendo aplicadas e interpretadas dentro de la cultura de impunidad en la que vivimos, no serán suficientes para que la policía nos cuide y para que nos animemos a denunciar. Por eso, desde Hiperderecho estamos lanzando un proyecto diseñado para cuidarnos entre nosotras: con información, con contención y con feminismo.
Una investigación con enfoque feminista
Después de la Ley es un proyecto de investigación y acompañamiento que nace para conocer y entender las rutas de atención disponibles para atender casos de violencia de género en línea. En el 2019, partimos desde la premisa que todas las personas tienen el derecho a obtener justicia de manera segura, rápida y efectiva, independientemente de su género, orientación sexual o identidad o el tipo de violencia que han vivido, y queríamos darles la información legal necesaria para que puedan hacerlo.
Sin embargo hoy entendemos que la búsqueda de justicia es desafiante, ardua y diversa. Requiere de mucha información, pero también requiere de cuidados colectivos y contención para superar los obstáculos que podamos encontrar en el camino. Por eso hoy nuestro proyecto, busca ante todo generar espacios para co-crear y compartir información sobre justicia y violencia en línea desde un enfoque feminista; y para que aprendamos sobre las mejores maneras de cuidarnos en este arduo pero valiente proceso.
Este acercamiento está plasmado en los cuatro pilares del proyecto (que podrás conocer en mayor profundidad a partir de el 25 de noviembre en nuestra página web):
- Acompañamiento feminista a quienes han vivido violencia
Para entender las necesidades y obstáculos de quienes viven violencia – y cuidarlas en el proceso – estamos acompañando a cinco (5) personas que han vivido seis (6) casos de acoso, acoso sexual, chantaje sexual y DIISC. Cada una de ellas tiene su propia historia de vida de lucha contra la VGL y son sus voces, experiencias y necesidades las que guían este proyecto. Tomamos sus casos a partir de enero del 2020 y nos comprometimos a brindarles acompañamiento (legal, digital y social) buscando que su proceso de denuncia esté acompañado de un espacio de contención y desfogue para soltar ideas, preocupaciones y frustraciones. Este acompañamiento ha sido diseñado de la mano de cada una de ellas, y está arraigado en una ética de cuidado feminista que prioriza sus necesidades de contención, protección y reparación al tomar las decisiones relacionadas a su caso.
2. Investigación jurídico feminista de las rutas de atención y las leyes vigentes
Para identificar las rutas de atención disponibles y entender hasta qué punto el sistema de justicia está respondiendo a sus necesidades, apostamos por utilizar la metodología jurídica feminista; una metodología que nos permite ir más allá de la ley, y transversalizar el enfoque de género en la comprensión del Derecho, el estudio de casos de violencia en línea y la identificación las rutas de atención disponibles para atender estos casos. La metodología jurídica feminista nos permiten investigar los sesgos en el Derecho y sustentar cuán necesario es que el Derecho sea creado, aplicado, interpretado y seleccionado tomando como eje las necesidades de las mujeres y personas LGTBIQ+ . Como parte del proyecto estaremos divulgando las rutas de atención disponibles para denunciar violencia en línea pero también nos permitiremos apostar por objetivos más ambiciosos: como la reforma del Derecho y del sistema de justicia peruanos desde el enfoque de género y el feminismo.
3. Co-construcción y difusión abierta del conocimiento
El diseñar una investigación desde un enfoque feminista, implica reconocer que podríamos replicar dinámicas de poder, sesgos y prejuicios en nuestra investigación. Por ello, creamos mecanismos para que las personas que participan – tanto quienes están denunciando sus casos, como investigadores y colaboradores – tengan la oportunidad de darnos su consentimiento, su validación o sus críticas. Entre ellos: formamos una red de expertas y expertos, conformado por personas que han vivido violencia de género en línea, investigadores, psicólogas y abogadas, que nos brindan sus perspectivas y sugerencias para construir remedios efectivos a los obstáculos encontrados en las rutas de denuncia. También, a partir del 27 de noviembre, estaremos liberando nuestros instrumentos de investigación y hallazgos preliminares – a pesar de que la investigación continúa en curso. Con ellos buscamos continuar tejiendo redes de apoyo y conocimientos diversos que nos permitan superar los obstáculos de manera crítica y colectiva.
4. Educación comunitaria sobre nuestros derechos
Finalmente, creemos fundamental que las mujeres y personas LGTBIQ+ conozcan y puedan reflexionar sobre sus derechos, no solo al interponer la denuncia, sino durante toda la ruta de atención. Por eso estamos apostando por democratizar las rutas de atención disponibles para casos de violencia en línea por medio de talleres participativos, guías prácticas y charlas que difundiremos en el 2021 para socializar esta información – además de publicarla de manera continuamente en la página web de Después de la Ley.
Participa de Después de la Ley
Si te gustaría conocer más sobre este proyecto, te invitamos a que a partir del 25 de noviembre visites nuestra página web y a que te suscribas a nuestro boletín informativo. En él, podrás encontrar información actualizada sobre los casos, los informes, las guías prácticas que publicaremos y los talleres planeados para el 2021.
También te invitamos este viernes 27 al primer conversatorio sobre Después de la Ley a la 5pm, en el que hablaremos sobre los obstáculos para enfrentar violencia de género en línea con compañeras de Paraguay, Colombia y México que nos contaran cómo se manifiesta y cómo se vive la búsqueda de justicia en sus países.
Directora de Investigación
Bachiller en Desarrollo Internacional y Sociología por la Universidad de Toronto (Canadá).
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