
En nuestro país, el flagelo de la inseguridad ciudadana sigue latente. La tecnología como herramienta para combatirla todavía no termina de afianzarse, o más bien, de generar una confianza definitiva. En los últimos años, varias iniciativas del Ppoder Eejecutivo y del Congreso han promocionado políticas de seguridad que tienen como estandarte el uso de la tecnología. El acceso a metadata y datos de geolocalización, el acceso a los circuitos cerrados de televisión (CCTV), la creación de un registro de celulares con verificación biométrica de usuarios y la utilización de drones para patrullaje, son algunas de las propuestas planteadas.
Un nuevo proyecto de ley presentado por la congresista Lourdes Alcorta Suero plantea modificar algunos artículos de la Ley Orgánica de Gobiernos Regionales y de la Ley Orgánica de Municipalidades para darle acceso a la Policía Nacional del Perú a los sistemas de videovigilancia de los gobiernos regionales y municipalidades. En principio, suena como una buena ideaY está bien. La Policía debe poder acceder a las cámaras de seguridad instaladas en las calles. El problema está en el diseño de la política. ¿En qué contexto se debe permitir este acceso? ¿Existe un protocolo que determine un procedimiento para solicitar las grabaciones? ¿Durante cuánto tiempo la Policía las tendrá disponibles? ¿Qué sucederá con esas imágenes cuando ya no se necesiten? ¿En qué soporte se entregarán los archivos? ¿Quién emitirá la orden o solicitud? ¿Será revisada por un fiscal o un juez? ¿Es una medida necesaria? ¿Hay un estudio previo que justifica esta iniciativa? Ninguna de estas preguntas están respondidas en este proyecto de ley.

Ex Director de Proyectos (2016-2018)
Abogado por la Universidad Blas Pascal de Córdoba (Argentina) y la Pontificia Universidad Católica del Perú. Candidato a Máster en Derecho y Tecnología por la Universidad de Tilburg (Holanda).