Cuando pedimos un uso responsable de Internet, ¿en quién pensamos?

Estamos cumplimiendo con medidas de distanciamiento social obligatorio para disminuir el ritmo del contagio del Covid-19 desde marzo. Bajo esta nuevo contexto, gran parte de la población trabaja desde casa, estudia a distancia, se reúne virtualmente, o simplemente pasa su tiempo libre en línea. Para muchas personas, esto ha significado empezar a utilizar Internet y/o realizar un mayor uso de este, ya sea por razones profesionales o personales.

Todo ello conlleva a una constante preocupación por la eventual congestión de la red. Ante lo cual, casi desde el inicio del distanciamiento surgieron invocaciones a usar Internet de forma “responsable”. Esta campaña fue iniciada por el gobierno, pero rápidamente se sumaron empresas operadoras y de telecomunicaciones pidiendo a la población que limitemos el uso que hacemos de Internet, bajo la consigna de que existe una mejor o peor manera de usarlo durante la cuarentena.

El mensaje tan reiterativo de un «uso responsable de Internet» nos hace cuestionarnos si es posible para estos actores determinar e indicar cómo y cuándo podemos usarlo, incluso en un contexto de crisis. Lo cual debería de colocarnos en una posición de alerta, para evitar que esto se convierta en un precedente donde el sector privado y/o estatal tengan el poder de limitar nuestra libertad en el espacio digital. En especial en un contexto donde Internet es una gran herramienta para cubrir necesidades básicas.

¿Cuál es el problema?

El Organismo Supervisor de Inversión Privada en Telecomunicaciones (Osiptel) ha emitido diversos comunicados invitando a las personas a hacer un uso responsable de Internet  y, de manera paralela, los diversos canales de comunicación y empresas de telecomunicaciones vienen reforzando este mensaje de manera permanente. Con este fin, Osiptel inició la campaña #ConexiónSolidaria con la finalidad de brindar recomendaciones de cómo usar Internet de manera responsable. Algunas de las indicaciones que se han difundido son:

Resulta muy ambiguo señalar que un uso responsable de Internet equivale a disminuir su uso o que hay actividades más importantes que otras a realizarse en este espacio. Tampoco hay una manera de relacionar directamente que el dejar de jugar o ver una película en línea mejore la conectividad para un profesional de salud. Lo cual nos lleva a pensar que estas limitaciones de uso de Internet en realidad guardan relación con quiénes lo utilizan y con qué fin.

Otro punto importante es que la campaña y recomendaciones de Osiptel y del Ministerio de Transportes y Comunicaciones colocan la responsabilidad de experimentar un buen servicio y calidad de conexión a Internet en las personas usuarias, quienes reciben este servicio a cambio de un pago mensual. De esta manera, se les exime a las empresas de telecomunicaciones cumplir con los nuevos estándares y necesidades de cuidado e información que requerimos en este contexto. Cuando lo que deberíamos de estar pidiendo es que la calidad del servicio se adecue a las necesidades que presentamos ahora, además de contar con herramientas disponibles para reclamar en caso no estemos conformes con el servicio contratado.

No menos, sino más oportunidades

Las recomendaciones difundidas limitan nuestro accionar en el espacio digital, en un contexto donde Internet es nuestro principal medio para comunicarnos, trabajar, estudiar, estar informados y responder a necesidades de salud mental. De esta manera, la libertad que solemos encontrar en Internet deja de existir, cortando nuestras propias opciones de lo que queremos hacer en este espacio.

Recordemos que el estándar de uso responsable de internet como herramienta varía según cada persona, ya que tenemos necesidades distintas en especial durante esta época de distanciamiento social y de pandemia. Así, mientras que para algunas personas lo responsable en este contexto puede ser desconectarse de Internet para calmar la ansiedad; para otras lo puede ser el permanecer en línea la mayor parte del día para sentirse cerca de personas de confianza, para distraerse y para trabajar.

En el contexto actual, Internet nos ofrece la oportunidad de ingresar al espacio digital, donde no enfrentamos el peligro específico de contagiarnos de un virus en nuestras interacciones. Sin embargo, sí es importante recalcar que el espacio digital no es neutro, aquí también enfrentamos diversos tipo de violencia, en especial si eres mujer o de la comunidad LGTBIQ+. Además, existen grupos con mayor acceso que otros, como los hombres que cuentan con educación superior universitaria, tienen empleos formales y residen en áreas urbanas.

Internet como derecho

Aprovechemos este momento para evaluar cuán conformes nos sentimos con los servicios de Internet que hemos contratado, en cuanto a precio, calidad y servicio. Teniendo en cuenta que Perú ocupa el puesto 113 en el ranking de velocidad, solo el 48.7% de la población de seis a más años de edad hace uso de Internet (2017) y el costo de 1 GB de Internet equivale al 1.66% del ingreso mensual promedio de una persona.

También cuestionemos cuán esencial es Internet para nuestras vidas y si deberíamos de pensar el acceso y uso libre de Internet como un derecho. Teniendo en cuenta que es una herramienta que nos permite una variedad infinita de posibilidades: generar contenido, jugar en línea, buscar información sobre cualquier tema, crear programas, mantenernos en contacto con nuestros seres queridos, ver películas, visitar museos, entre otros.

Internet es libertad con derechos, en ese sentido debemos de recordar que este espacio se rige por las mismas leyes del espacio offline para poder evitar conductas y acciones que puedan dañar a otras. Además, las dinámicas que se dan en este espacio son reales por lo tanto las conexiones emocionales entre lo que vemos, leemos o producimos se quedan con nosotros aún cuando apagamos la computadora o el celular.

Este artículo es parte de nuestra serie especial sobre la emergencia del Covid-19 y nuestros derechos digitales. Síguenos en Facebook, Twitter e Instagram para a recibir nuestro análisis más reciente.

Foto: Brian McGowan para Unsplash

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