El Pacto Digital Global desde una perspectiva de género

En septiembre de 2020, en medio de la crisis por covid-19, la Asamblea de Naciones Unidas aprobó la Declaración conmemorativa por el 75° aniversario de este organismo internacional. En ella, se establecieron doce compromisos generales para el futuro. En respuesta, el Secretario General de Naciones Unidas hizo público el reporte Nuestra Agenda Común: un informe que plantea una agenda de trabajo para mejorar la vida de las personas haciendo accionables esos doce compromisos. 

El Pacto Digital Global

Una de las propuestas de Nuestra Agenda Común es la realización de un Pacto Digital Global (Global Digital Compact, en inglés) en respuesta al compromiso de mejorar la cooperación digital. Este Pacto está a cargo del Tech Envoy de la Secretaría General de Naciones Unidas y es más un proceso que sólo una declaración: se trata de una consulta pública para alcanzar principios y acciones clave hacia un futuro digital abierto, libre y seguro para todas las personas.

El Pacto ha recibido comentarios y contribuciones de organizaciones y gobiernos de todas partes del mundo durante casi un año. En los próximos meses, se seguirán teniendo rondas de consultas con Estados miembros y stakeholders, además de negociaciones intergubernamentales, a fin de poder contar con un texto final a ser acordado en septiembre de este año durante la Cumbre del Futuro.

¿Dónde situar la igualdad de género?

El Pacto Digital Global busca ser una agenda que aborde problemas críticos relacionados con Internet. En ese sentido, está organizado en siete áreas temáticas redactadas a manera de objetivos:

  • Conectar a Internet a todas las personas, incluidas todas las escuelas
  • Evitar la fragmentación de Internet
  • Proteger los datos
  • Aplicar los derechos humanos en el ámbito digital
  • Introducir criterios de rendición de cuentas por contenidos discriminatorios o engañosos
  • Promover la regulación de la inteligencia artificial
  • Patrimonio digital como bien público global

Evidentemente, el Pacto apunta a generar consensos para que todas las personas puedan ejercer sus derechos y aprovechar los beneficios del entorno digital de manera segura. Para ello, es importante hacerle frente a los retos que plantean las nuevas tecnologías. Sin embargo, parece ser que uno de los grandes desafíos de la era digital permanece sin ser atendido: la reproducción de la violencia contra la mujer y, en general, de las relaciones de opresión en espacios virtuales, como parte del continuum de violencia.

En la actualidad, existen diversas formas de violencia y abuso que alejan a las mujeres y niñas de Internet o hacen su experiencia en ella mucho más hostil. Lamentablemente, la respuesta del Estado y las compañías frente a esta situación suele ser insuficiente. Por ejemplo, en Perú, como hemos documentado en Después de la Ley, existen distintos obstáculos normativos, operativos y sistemáticos que impiden que las mujeres alcancen justicia frente a un caso de violencia en línea, a la vez que se carecen de políticas de prevención y mitigación a este problema

Mientras tanto, el riesgo de que las voces de las mujeres sean desplazadas del espacio digital es alto. Por ello, es imprescindible que cualquier nuevo pacto entre Estados suponga un compromiso real frente a la violencia basada en género facilitada por las tecnologías. De hecho, la propia Asamblea, en la Declaración conmemorativa, también suscribió el compromiso de centrarse en las mujeres y las niñas. Eso debe extenderse al ámbito digital.

La igualdad de género en el centro

Desde la apertura a consultas públicas, distintas organizaciones han alzado la voz sobre la necesidad de tener un Pacto con un enfoque feminista transversal. Así, por ejemplo, la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones, junto con organizaciones miembro y aliadas (incluyendo a ONU Mujeres y UNFPA) trabajaron en la elaboración de diez principios feministas para incluir el género en el Pacto Digital Global. Entre ellos se encuentran la necesidad de exigir medidas estrictas contra las aplicaciones de vigilancia dañinas y los sistemas de inteligencia artificial de alto riesgo o la adopción de principios de igualdad por diseño en todas las fases del desarrollo de tecnología.

Este año, ONU Mujeres publicó el paper de posicionamiento Placing Gender Equality at the Heart of the Global Digital Compact como una guía para construir consenso alrededor de un marco transformativo para alcanzar la igualdad de género en la era digital. En concreto, el paper plantea una mirada dual: por un lado, debe haber un objetivo específico sobre igualdad de género; y por el otro, las consideraciones de género deben ser transversales a todas las discusiones y áreas temáticas del Pacto. Si volvemos a la lista de viñetas con las siete áreas temáticas del Pacto, encontraremos que todas ellas pueden —y deben— ser problematizadas tomando en cuenta las brechas de género existentes. Pensemos, por ejemplo, en cómo la inteligencia artificial viene siendo utilizada para generar desnudos sin consentimiento y seguir multiplicando formas de violencia contra la mujer.

Sin mujeres no hay Futuro

Desde Hiperderecho, creemos que estas recomendaciones deben ser recogidas y esperamos que la negociación intergubernamental tome en cuenta la necesidad de incorporar un enfoque de género en el desarrollo y aprobación del Pacto Digital Global. No puede haber una Cumbre del Futuro ajena a la situación de las mujeres y niñas en nuestra diversidad respecto a los entornos digitales.



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