Para quien no esté enterado, el caso del congresista Lescano puede resumirse de la siguiente manera: A inicios del mes de marzo, un periodista denunció la existencia de varios mensajes de WhatsApp en donde un congresista presuntamente acosa sexualmente a una periodista. Días después, se hizo público que los mensajes habrían sido enviados por el congresista Yonhy Lescano, quien rápidamente salió a defenderse en los medios de comunicación.
Hasta la fecha, Lescano ha ofrecido varias versiones sobre los hechos. La primera fue que él no conocía a la víctima y que desde su teléfono no se envió ningún mensaje. Horas más tarde, declaró que los mensajes sí salieron de su teléfono pero fueron escritos por otra persona. Después, insistiendo en que él no es el autor, afirmó que no ve en los mensajes ningún tipo de acoso sino solo una conversación subida de tono entre adultos. Finalmente, ha cuestionado a la presunta víctima, afirmando que ella inició el contacto y que los mensajes que presenta han sido editados.
Alerta de contenido sensible: Este artículo habla sobre los diferentes efectos que tiene la violencia de género sobre el bienestar de mujeres y personas LGBTIQ+. Nosotros no estamos calificados para explicar de manera precisa los distintos componentes de la salud mental, pero ofrecemos estos hallazgos, rescatados de los testimonios, como un indicador de cómo la violencia afecta cómo sentimos, pensamos e interactuamos en el mundo. Recomendamos tomar especial atención si has sido víctima de violencia de género, o si sufres de problemas de salud mental y prefieres no estar en contacto con este contenido.
Por medio de las entrevistas y encuestas que realizamos para realizar nuestro informe Conocer para Resistir, logramos conocer el profundo dolor y daño que causa la violencia de género en línea a mujeres, personas LGBTIQ+ y activistas. Con esto pudimos comprobar que lo que se vive en internet no es puramente virtual, sino son experiencias reales plasmadas en el cuerpo, mente y memoria de las personas afectadas.
Violencia de género y salud mental
Entendemos por salud mental la definición de la Organización Mundial de la Salud: “un estado de completo bienestar físico, mental y social – no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.” Para profundizar en cómo la violencia en línea afecta la salud mental de las personas hicimos la pregunta: ¿Qué tipo de daño te ocasiona la violencia en línea? y listamos una serie de emociones y sensaciones relacionadas al bienestar mental.
Entre los daños identificados por las víctimas encontramos una serie de sensaciones que no permiten a estos grupos disfrutar plenamente de sus derechos en internet. Recalcamos cuatro que nos llamaron la atención:
ESTADO PERMANENTE DE ALERTA
El 45% de las personas manifestaron sentir estrés o ansiedad, dos reacciones comunes de alarma ante una amenaza. En los testimonios surgió que las víctimas deben estar “pegadas al celular todo el tiempo” para responder el gran volumen de mensajes que reciben, pero que a pesar de esto, les resulta “casi imposible” deshacerse de las agresiones. Esto es particularmente común en la personas que sufren de ataques coordinados: “No nos da la vida para responder todo”.
AGOTAMIENTO
El 73% de las personas que completó la encuesta manifestó sentir frustración o impotencia ante el constante flujo de ataques. Las personas manifestaron estar “cansadas” y “agotadas” de lidiar con la violencia. Además, expresaron sentimientos paralizantes como la frustración, impotencia, indiferencia o resignación: “Ya me daba igual, ya no me importaba tanto”; “ya no me interesa opinar, detrás de una computadora siento que no vamos a llegar a mucho”.
SENSACIÓN DE INSEGURIDAD
El 61% manifestó sentir inseguridad y el 38% expresó sentir miedo en espacios virtuales – sensaciones similares a las que genera el acoso callejero en mujeres que transitan espacios públicos. En las entrevistas, nos indicaron que “sintieron miedo” frente a amenazas de violencia física o sexual. En ocasiones tuvieron que pedir a familiares o amigos que los acompañen para tomar transporte público. A pesar de que en la mayoría de casos las amenazas no se materializaron, entendemos que las amenazas virtuales buscaban ante todo amedrentar a quienes recibían los mensajes y que las víctimas se sientan vigiladas.
INESTABILIDAD EMOCIONAL
El 25% expresó que la violencia les genera inestabilidad emocional. Las personas entrevistadas y encuestadas también hablaron de sentimientos relacionados con la tristeza, depresión, ansiedad y en ocasiones, con pensamientos auto-destructivos. Consideramos que estos son los casos más graves, ya que muchas de las víctimas no tienen acceso a atención psicológica o emocional. Este es el caso de muchas víctimas de pornografía no consentida, que no tienen acceso a las herramientas para lidiar con la gran carga emocional y presión social que supone este tipo de violencia de género.
Todas estas sensaciones son evidencia de que la violencia de género en línea tiene un profundo impacto psicológico, emocional y hasta físico en las personas que lo sufren. Es importante reconocerlo, porque no sólo incide en el bienestar de estas personas, sino también implica una vulneración de sus derechos. En caso de que una víctima tenga que recurrir a terapia o a tratamientos para lidiar con el daño psicológico, constituye evidencia para demostrar que se está cometiendo un delito que atenta contra la vida, el cuerpo y la salud de la víctima. (Conoce qué leyes te protegen de la violencia en línea).
¿Qué podemos hacer?
Si conoces a una víctima de la violencia en línea, ante todo te recomendamos que la apoyes. Aunque puede resultar intimidante dar apoyo emocional si no estamos preparados para brindar la información y las herramientas adecuadas, hay algunas cosas que podemos hacer.
En primer lugar, no revictimizar a la persona que sufrió el ataque. Nunca es culpa de la persona que fue atacada. Cuestionar lo que hizo solo puede llevar a que la víctima sienta vergüenza y más sentimientos angustiantes. Segundo, ayúdala a recuperar o recoger evidencia si está dentro de tus posibilidades. Para una víctima de violencia en línea puede ser re-traumatizante revisitar las instancias de ataque. Y finalmente, te recomendamos acompañar a esta persona: recurrir a palabras de aliento y ayudarla a buscar ayuda profesional o a realizar todos los trámites de denuncia que sean necesarios. No olvides de cuidarte también en este proceso.
Puedes encontrar estas sugerencias, así como otros recursos para apoyar a víctimas de violencia en línea, y sobre todo de pornografía no consentida, en la web: Acoso.Online
Una de los temas que nos interesaba conocer en nuestra investigación es cómo las personas que se enfrentan a la violencia de género en línea (VGL) reportan estos casos en las plataformas que utilizan. Para ello quisimos identificar la frecuencia de los ataques y los espacios digitales donde las personas se sienten más vulnerables.
Por eso, una de las preguntas que realizamos en nuestra encuesta entre víctimas fue: ¿cuán frecuentes son los ataques en línea que recibes y en qué plataformas te sientes más vulnerable a la violencia en línea? Más del 50% respondió que es blanco de ataques en línea de manera frecuente e identifican que se sienten más vulnerables en Facebook (90%), Whatsapp (36%), y en aplicaciones para solicitar taxis (23%).
Alerta de contenido sensible: Este post contiene ejemplos de insultos o expresiones usadas para agredir a mujeres y personas LGBTIQ+ que podrían afectar sensibilidades o incomodar al lector. Decidimos usar ejemplos para dar pautas sobre cómo reconocer al discurso de odio basado en género, pero recomendamos tomar especial atención si has sido víctima de violencia de género y prefieres no estar en contacto con ese lenguaje.
Se considera discurso de odio a las expresiones, actitudes o comportamientos usadas para discriminar, acosar, amenazar e incitar violencia en contra de una persona o grupo por motivo de género, orientación sexual o etnia, entre otros indicadores de identidad. El discurso de odio es una de las principales herramientas usadas para ejercer violencia de género en contra de mujeres y personas LGBTIQ+, tanto en espacios online como offline. Sin embargo, y debido a las características únicas de tecnología, el discurso de odio puede ser fulminante cuando es transmitido por internet pues se difunde rápidamente y genera contenido que acecha de manera constante a las víctimas.
Identificamos un discurso machista generalizado en las interacciones entre agresores y víctimas que comunicaban creencias, actitudes o comportamientos que buscan someter, menospreciar o discriminar a la mujer. Entre las expresiones usadas en este discurso encontramos ataques a la imagen o apariencia física de las mujeres: (“fea”, “gorda”, “machona”); alusiones a su estado mental (“loca”), insultos que humillan su sexualidad (“putas”), e insultos que menosprecian su agencia o autonomía: (“necesito hablar con el hombre a cargo”). Las entrevistadas compararon la constante presencia de discursos machistas en internet con el acoso al que están usualmente expuestas en la calle.
2. Discurso homofóbico y LGBTIQ-fóbico
“Me atacaron por mi apoyo a la comunidad LGTBIQ+ y por las fotos que colgué con mi pareja mujer. Por ser una mujer bisexual, fui juzgada y violentada.”
Este discurso busca atacar a la comunidad LGBTIQ+ y al contenido que desafía la heteronormatividad. Según las personas entrevistadas, el discurso homofóbico y transfóbico es “humillante”, “segregador”, y busca “ridiculizar” a las personas que publican contenido en defensa de la cultura, derechos e identidades LGBTIQ+. Los insultos se caracterizan por que buscan denigrar los cuerpos e identidades de este grupo (usando calificativos como “cabro” o “maricón” para hombres homosexuales y “machona” para lesbianas) y deslegitimar orientaciones sexuales no-heteronormativas sobre todo en el caso de mujeres lesbianas o de mujeres trans (“las lesbianas solo quieren ser lesbianas porque en su interior quieren ser hombres”)
3. Discurso anti-feminista
“No puedes describirte como feminista o hablar abiertamente del empoderamiento de la mujer sin recibir algún tipo de resistencia o ataque.”
Encontramos evidencia de un discurso antifeminista que rechaza el uso de la palabra “feminismo” y las distintas agendas de movimiento. Los insultos, burlas y agresiones incluyen comparaciones con grupos terroristas: (“terrucas”, “rojos”, “terroristas”), expresiones clasistas (“resentidas sociales”), uso de comentarios para deslegitimar la agenda feminista (llamándola “ideología” o “amarillistas”), o rechazo a agendas progresivas (“No se que es peor las feministas o las anti-racistas”). Personas que se identifican con el movimiento feminista, o que se auto-denominan públicamente feministas, se enfrentan a un nivel de exposición a la violencia constante.
4. Discuros anti-género
Son aquellas expresiones, actitudes o prácticas en línea que expresan rechazo hacia la agenda pro-igualdad de género. Como les contamos en el post anterior, las defensoras de la igualdad de género están entre los principales públicos atacados con este tipo de violencia. Uno de los ejemplos más predominantes es el uso de la denominación despectiva “ideología de género” en publicaciones en defensa al enfoque de género en políticas públicas y o en contenido que defiende los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, y de manera específica, el aborto legal y seguro. El discurso se vuelve más frecuente alrededor de eventos específicos como la Marcha por la Vida.
5. Discurso racista
“Lideresas sufren de ataques por el hecho de que muestran su identidad cultural con orgullo”
Este discurso ataca la identidad cultural o étnica de mujeres indígenas andinas o amazónicas y mujeres afro-descendientes. Los ataques hacen sobre todo referencia a su apariencia y/o rasgos físicos, junto a calificativos despectivos sobre su capacidad intelectual (“mujeres indígenas son ignorantes”). También encontramos rechazo a contenido que busca la reivindicación racial y étnica.
¿Cómo afecta nuestros derechos?
Estos discursos además, de afectar el bienestar de las víctimas, vulnera nuestros derechos de diversas maneras:
Buscan socavar la libertad de expresión de poblaciones vulnerables: Los cinco discursos de odio abruman los espacios digitales con información, ideas, estereotipos y narrativas que buscan deslegitimar o subordinar las ideas de grupos en situación de vulnerabilidad. Este contenido, acompañado de estrategias efectivas de difusión por internet, minimiza la presencia de las voces de minorías y en otros casos, lleva a la autocensura.
Incitan a la violencia física y/o sexual sobre la víctima: Los insultos y amenazas prometen agresiones físicas y en algunos casos son acompañados de otra agresión digital: la difusión de sus datos personales sin consentimiento, que hacen sentir a la víctima constantemente vigilada. De esta manera, estos discursos contribuyen a la sensación de inseguridad y angustia que ya viven todas las mujeres y personas LGBTIQ+ en los espacios públicos que habitan.
Amenazan la participación equitativa de estos grupos en democracia: Los discursos de odio se usan para limitar la capacidad de estas personas para participar en debates de interés público, influenciar procesos de toma de decisiones, o denunciar libremente la vulneración de sus derechos en espacios virtuales. Al limitar el acceso a estos espacios de debate público y participación política se continúa construyendo la ciudadanía de la mujer y personas LGBTIQ+ sobre la base de la exclusión.
Continuamos con nuestra serie del blog donde compartimos nuestra investigación sobre violencia de género en línea. Cada semana publicamos un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema. En esta ocasión les contamos sobre Tecnoresistencias: nuestro centro de autodefensa digital.
Durante el 2018, llevamos a cabo una investigación a profundidad sobre la violencia de género en línea. En ella logramos recoger información clave sobre las modalidades de violencia basada en género en línea y las maneras en las que afectan a las personas que usan internet en el Perú. Entre otros hallazgos, encontramos que las mujeres, las personas LGBTIQ+ y, sobre todo, activistas que defienden la igualdad de género son las más afectadas por este tipo de violencia, al punto en el que perjudica su libertad, bienestar y seguridad.
A raíz de estos hallazgos nos dimos cuenta que era esencial crear un espacio donde podamos compartir esta información de manera accesible con quienes más lo necesiten, pero sobre todo, donde podamos reunir los recursos que necesitamos para defendernos de este tipo de violencia desde distintos frentes. Así nace Tecnoresistencias, un espacio desarrollado por Hiperderecho, donde encontrarás información para tu autodefensa digital.
Somos una organización sin fines de lucro que cree que la tecnología es una herramienta de liberación social y trabaja para defenderla de cualquiera que la ponga en riesgo.
Continuamos con nuestra serie del blog donde compartimos los principales hallazgos y análisis de nuestra investigación sobre violencia de género en línea. Cada semana estaremos publicando un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema.
Para nuestra reciente investigación, llevamos a cabo encuestas y entrevistas para conocer los diversos aspectos de la violencia de género en línea (VGL) desde la perspectiva de quienes la han experimentado. Logramos conversar con activistas feministas, defensoras de los derechos humanos, estudiantes y periodistas.
Como comentábamos en el post anterior, las agresiones en línea aprovechan ciertas características específicas de la tecnología para ser más efectivas. Con lo cual, surgen diversas posibilidades de cómo agredir. En esta entrada, presentaremos el perfil de la persona agresora.
¿Quiénes agreden?
Los agresores incluyen a una diversidad de actores y perfiles, desde desconocidos y compañeros de trabajo, hasta miembros de familia y ex parejas. A continuación, la clasificación de perfiles:
Agresores anónimos
Según el 76% de personas que respondieron la encuesta, la VGL se ejerce principalmente por desconocidos o personas anónimas. Además, es posible que quienes agreden tengan algún tipo de relación con las víctimas pero que no se las pueda reconocer porque usan otros perfiles.
Violencia ejercida por grupos organizados
Un 15% de personas encuestadas reportó que la violencia era ejercida por grupos organizados. Según los testimonios, los grupos están organizados alrededor de afiliaciones políticas, sociales o religiosas, son de carácter conservador y en ocasiones fundamentalistas. Los agresores acosan y reportan de manera sistemática perfiles públicos y/o privados de sus víctimas en el contexto de diferentes discusiones sobre temas de coyuntura, como el currículo de igualdad de género, la legalización del aborto o difusión de información sobre violencia estatal.
Violencia ejercida por amigos, parejas o exparejas
El 20% de encuestados reportó que la violencia viene de amigos, 17% de ex parejas y 2% de parte de parejas actuales. Encontramos que esta violencia se realiza para ejercer prácticas de control social. Muchas de las dinámicas sobre cómo se observa y controla al cuerpo en espacios físicos, también se reproducen por medio de herramientas tecnológicas. Las prácticas de control sexual o social se manifiestan por medio del acceso no autorizado a dispositivos, la difusión de imágenes íntimas sin consentimiento y otras violaciones a la intimidad de las personas. Una de las entrevistadas comentó: “la tecnología se está usando como un mecanismo de control en relaciones románticas”.
Violencia ejercida por la influencia de personajes públicos
Otro tipo de agresor es el personaje público o influyente que invoca a más agresiones. En las entrevistas se mencionaron que hay personajes que incitan el hostigamiento a activistas. Como el caso de un estudiante universitario que fue denunciado en Ni Una Menos por hostigamiento virtual por más de una persona. Más tarde, este personaje se convirtió en una voz en contra del “feminismo extremista” ganando seguidores que agredían a quienes apoyaban a las denunciantes.
Violencia ejercida por periodistas y medios masivos
En las entrevistas, se comentó que la cobertura irresponsable de noticias sobre violencia de género en la prensa puede generar acoso contra las víctimas por parte del público, sobre todo cuando periodistas exponen la imagen y los datos personales de las personas que aparecen en sus reportajes.
¿Quiénes lidian con la VGL?
Por otro lado, para identificar quiénes se encuentran más vulnerables a este tipo de violencia, preguntamos por los aspectos de sus vidas donde era más recurrente la violencia. De esta manera, encontramos que el ámbito personal (57%) y del activismo (53%) eran los más comunes.
Esto nos indica que la violencia no solo responde a la identidad de quién publica un comentario, una foto, una denuncia, etc., sino que la VGL busca castigar la expresión de ideales, intereses y contenido que defienden la igualdad de género.
Encontramos que hay tres grupos de personas que sufren violencia de género en línea en el Perú:
Mujeres y personas LGBTIQ+ que desafían normas heteronormativas sobre el género y la orientación sexual. En este caso, la violencia busca invisibilizar e invalidar estas identidades y experiencias de vida.
Activistas feministas y defensores de los derechos de las mujeres, LGBTIQ+ y de la igualdad de género: La violencia en línea es usada para silenciar o reprimir a todas aquellas opiniones relacionados a la equidad social entre géneros.
Mujeres de origen indígena o afro: que defienden su origen étnico de manera pública y su corporalidad. En este caso, las violencia en línea busca ejercer control sobre estos cuerpos y excluirlos de estos espacios.
En el siguiente artículo de esta serie comentaremos sobre los discursos de odio basados en género y cómo se manifiestan.
Agradecemos a todas las personas que participaron de la investigación: activistas, defensorxs de derechos humanos, personas de la comunidad LGBTIQ+, feministas y personas quienes han enfrentado este tipo de violencia. Les agradecemos por su tiempo, interés y ganas de seguir luchando por espacios digitales seguros.
El año pasado realizamos una investigación sobre la violencia de género en línea en el Perú. En esta nueva serie de artículos en nuestro blog, vamos a compartir nuestros principales hallazgos y comentarios. Cada semana estaremos publicando un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema.
A lo largo del estudio encontramos evidencia de que las diversas manifestaciones de violencia en internet tienen consecuencias reales, tanto físicas como psicológicas sobre quienes la sufren. En ese sentido, es fundamental que consideremos a la violencia en línea como parte del continuo de violencia de género que afecta a mujeres y personas LGBTIQ+ en el Perú, y a todas aquellas personas que desafían normas heteronormativas, patriarcales, racistas y machistas.
Sin embargo, es importante también reconocer que la violencia no solo se traslada a espacios virtuales, sino que también se amplifica debido a las características únicas y específicas de la tecnología. En este post, vamos a contarles sobre algunas de estas características y cómo éstas se manifiestan en diez (10) formas de violencia de género en internet. A partir desde un reconocimiento de las oportunidades y riesgos que se nos presentan en espacios virtuales, podemos desafiar la idea de que los espacios virtuales son neutrales o están libres de violencia.
Conociendo a la tecnología
Por medio de las encuestas y entrevistas, encontramos que las agresiones en línea aprovechan las características de la tecnología para ser más efectivas. Entre ellas vamos a resaltar cuatro características que no son intrínsecamente negativas, pero que son usadas estratégicamente para silenciar, intimidar o vigilar a las víctimas:
En primer lugar, la tecnología nos brinda mayor proximidad. Internet acorta las distancias entre las personas que lo usan, conectándonos independientemente de nuestra ubicación geográfica. Esta característica nos permite conectarnos de manera muy efectiva y rápida con amigos, familiares o colaboradores alrededor del mundo. Sin embargo también significa que las las agresiones pueden llegar de personas que no necesariamente provienen de un círculo social inmediato.
Esta característica se vuelve un mayor riesgo cuando es combinada con otra posibilidad que nos brinda la tecnología – la de permanecer anónimas o anónimos en internet. Además de generar mayor valentía y soltura, el anonimato tiene un efecto desinhibidor que permite a muchas personas, entre ellas víctimas de violencia de género, disfrutar de internet sin miedo a ser identificadas y sufrir repercusiones. Sin embargo, el anonimato le da la misma valentía y soltura a personas agresores para ejercer violencia sin ser identificadas, colocándolas en una posición de poder frente a personas cuya identidad sí está expuesta en internet.
La tercer característica es la rápida propagación de información en internet. Esta posibilidad facilita que las agresiones, como campañas de desprestigio, los insultos, el discurso de odio y los ataques coordinados entre otras, puedan difundirse y replicarse rápidamente. Esto se agrava por una cuarta característica que es la permanencia del contenido. Una vez que un usuario sube contenido a internet, es casi imposible para otros usuarios eliminarlo sin el apoyo de la plataforma intermediaria donde está alojado, amenazando directamente la reputación y el bienestar de la persona al largo plazo. Aunque se llegue a eliminar el contenido de una plataforma, existe la posibilidad de que el contenido ya esté almacenado en los dispositivos de muchos otros usuarios que lo pueden continuar propagando.
Diez usos de la tecnología para ejercer violencia de género
Tomando estas características en cuenta y partiendo de la tipología de agresiones en línea realizada por las organizaciones mexicanas SocialTIC y Luchadoras junto a la APC, así como definiciones del portal Take Back the Tech y Dominemos la Tecnología, hemos identificado diez formas de violencia basadas en género mediadas por la tecnología que se están ejerciendo en Perú.Esta tipología nos ofrece un primer marco desde el cual analizar las diferentes modalidades de ataques y sus respectivas características.
A continuación, ofrecemos una breve explicación de las cinco más complejas o comunes. Podrán encontrar más información sobre las demás en el informe completo que sale mañana.
1. Hostigamiento y acoso virtual
El hostigamiento puede ser de tipo sexual o no sexual y consiste en recibir mensajes privados y/o comentarios públicos reiterados, de manera no solicitada, por parte de una o varias personas, por medio de diversas redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea, donde los mensajes resultan molestos, perturbantes o intimidantes. En el caso de hostigamiento por fines sexuales, quien envía los mensajes busca establecer contacto de manera insistente a través del envío de material íntimo sin el consentimiento de la persona que recibe el mensaje.
2. Ataques masivos coordinados Los ataques masivos coordinados se caracterizan por la organización y ejecución en masa de “campañas” o “estrategias” coordinadas para atacar una persona, una publicación, una organización o una página pública. Involucran el hostigamiento masivo y sistemático llevado a cabo por grupos grandes de 100 a 1000 personas, por medio de mensajes privados, la publicación de mensajes públicos en foros públicos y/o denuncias que buscan la baja de contenido en plataformas intermediarias. Estos ataques están principalmente dirigidos a activistas, periodistas o colectivos que manejan perfiles públicos y buscan obstruir sus canales de expresión, intimidar a las personas para que retiren publicaciones y así disminuir o anular su presencia es los espacios. Al igual que en el caso de amenazas, los ataques coordinados se apoyan de la difusión de los datos personales de las víctimas para intimidarlas.
3. Robo de identidad en línea El acceso no autorizado a cuentas de otras personas también crea la oportunidad para el robo de identidad. Este tipo de violencia se refiere al uso y/o falsificación de la identidad de una persona, sin su consentimiento, por medio de la creación de perfiles falsos que utilizan la imagen o información de una persona u organización. Los objetivos pueden variar desde el uso de una cuenta para dañar la reputación de una persona, hasta usarla para intimidar a la víctima haciéndola sentir que pueden apropiarse de su información y tener acceso a su círculo social cercano.
4. Difusión de información personal sin consentimiento Cuando la difusión de información personal involucra datos personales se le conoce como ‘doxxing’. Si bien hay ocasiones donde las personas agresoras han compartido públicamente información personal, se ha encontrado que en otros casos los agresores han podido solicitar y corroborar información en páginas del Estado. En un ataque de doxxing, los datos personales se distribuyen de manera pública con la finalidad de intimidar a la víctima. Estos actos fueron mencionados reiteradamente como uno de los principales mecanismos para llevar a cabo otras formas de ataques y agresiones más comunes como el hostigamiento, las amenazas y la extorsión.
5. Difusión de material íntimo sin consentimiento Este tipo de violencia consiste en el almacenamiento, registro o difusión de fotos, videos, datos personales de carácter íntimo sin consentimiento. Se le conoce coloquialmente como “porno-venganza” o “pornografía no consentida”. En algunos casos el ‘sexting’ —intercambio de contenido sexualmente explícito por aplicaciones de mensajería con consentimiento— es uno de los escenarios en los que un potencial agresor podría tomar posesión de este tipo de material. En otros casos, el registro se realiza sin el conocimiento de la persona involucrada. Es una forma de violencia sexual que vulnera la intimidad y pone en riesgo el bienestar de la persona afectada al largo plazo.
La tecnología también es nuestra aliada
Conocer estas modalidades de violencia y cómo la tecnología puede ser usada estratégicamente no nos debe hacer perder de vista que la tecnología es también una herramienta de transformación e inclusión social. El daño lo crean quienes la usan, no es intrínseca a la herramienta. Al difundir esta información queremos crear consciencia sobre lo importante que es conocer a la tecnología y aprender a usar sus características únicas para también desarrollar campañas de resistencia. Conocer a la tecnología es el primer paso para reafirmar nuestro control sobre nuestros cuerpos digitales y así lograr que la tecnología repotencie nuestra seguridad y libertad.
En el siguiente artículo de esta serie les contaremos más sobre quienes son los principales blancos de ataque y lo que sabemos sobre el perfil de los agresores.
Este año realizamos una investigación sobre la violencia de género en línea en el Perú. En esta nueva serie del blog, vamos a compartir nuestros principales hallazgos y comentarios. Cada semana estaremos publicando un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema.
En este primer post, queremos comentarles sobre cómo opera la violencia de género en el Perú, así en los siguientes posts ahondar en cómo se desarrolla en espacios digitales. En Hiperderecho creemos que es importante conocer el contexto social en el cual la tecnología se está insertando y desarrollando, para comprender cómo se profundiza la violencia de género en línea y cuáles pueden ser sus consecuencias. Sobre todo, porque en Perú, cada vez se presta mayor atención a la ciberdelincuencia y a la violencia de género, pero de manera aislada.
Estos datos nos indican que en el Perú ya existen las capacidades técnicas y el conocimiento para usar la tecnología de manera estratégica para la intimidación y la delincuencia. Pero, no se está analizando este problema desde un enfoque de género, que reconozca las relaciones de poder que se generan en espacios digitales y cómo esto incrementa la situación de vulnerabilidad de ciertos grupos, como mujeres y la comunidad LGBTIQ+.
La violencia de género contra la mujer y la comunidad LGBTIQ+
En nuestra investigación hemos analizado la violencia según las tendencias que resaltan en el país, con lo cual es claro que las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ se enfrentan diariamente a una violencia sistemática, que muta de espacios para seguir oprimiendo.
En el mes de noviembre iniciaremos con la presentación de nuestra investigación de violencia de género en línea. Empezaremos el ciclo de presentaciones públicas de este nuevo proyecto en la ciudad de Trujillo. Leer más
Somos una organización sin fines de lucro que cree que la tecnología es una herramienta de liberación social y trabaja para defenderla de cualquiera que la ponga en riesgo.
En los últimos meses, hemos estado publicando contenido en nuestras redes sociales sobre nuestra investigación sobre la violencia de género en línea, un proyecto que toma una perspectiva feminista para entender las características de la violencia de género virtual en el país. En respuesta, algunas personas que siguen nuestro trabajo nos han enviado preguntas sobre cuál es la conexión entre tecnología y feminismo. En este artículo, queremos conversar sobre cómo el trabajo que realizamos en Hiperderecho busca aportar a la lucha feminista en Perú.
En Hiperderecho, creemos que la tecnología es una herramienta con gran potencial para desarrollar oportunidades para la inclusión y transformación social desde un enfoque de equidad. Gran parte de nuestro trabajo involucra identificar oportunidades para que grupos que han sido históricamente excluidos o discriminados, como las mujeres peruanas o la comunidad LGBTIQ+, encuentren en internet un espacio seguro para potenciar y adquirir nuevas capacidades.
Sin embargo, aún existen una serie de amenazas y barreras que evitan que estos grupos aprovechen al máximo este potencial. Por ello, detallamos tres puntos a tomar en cuenta para una mayor comprensión de nuestra posición y propuesta de trabajo: el acceso desigual a internet, el número de mujeres en las áreas de tecnología y la violencia de género.
Somos una organización sin fines de lucro que cree que la tecnología es una herramienta de liberación social y trabaja para defenderla de cualquiera que la ponga en riesgo.