
La semana pasada ocurrió un evento histórico. Durante las primeras horas del viernes 21 de octubre, un enemigo desconocido lanzó uno de los ataques de denegación de servicio (DDoS) más grandes de la historia reciente. Casi simultáneamente, Estados Unidos y algunos países de Europa empezaron a reportar problemas para acceder a varios de los sitios más visitados de Internet como Twitter, Amazon y Spotify. Horas después, y con la emergencia controlada, la empresa encargada de gestionar la crisis confirmó el ataque.
Pese a lo tentador que suena, no estamos frente a un acto de Ciberguerra o a un ‘Pearl Harbor Digital’. Nadie ha muerto en este ataque. Ningún secreto ha sido robado. Además de que Internet se puso lenta durante unas horas, no pasó gran cosa. Pero sobre todo, pese a que es uno de los mayores de la historia, este tipo de ataque ocurre con más frecuencia de lo que uno se imagina.