Las tecnologías digitales han tomado un papel muy importante en las comunicaciones y en el desarrollo individual y colectivo de las poblaciones; se han introducido progresivamente en nuestro tejido social, cultural, económico y político. Junto con este desarrollo las violencias digitales han crecido exponencialmente al igual que el alcance de las TICs. Por esto, es de suma importancia nombrarlas y visibilizarlas.
Las poblaciones latinoamericanas hemos sufrido diversos tipos de afectaciones a nuestros derechos fundamentales en el espacio digital. Sin embargo, las mujeres y las personas LGBTIQ+ afrontamos situaciones de riesgo adicionales porque el espacio digital está construido y constituido bajo lógicas machistas, androcéntricas y patriarcales que perpetúan sistemas de discriminación y violencia estructural que nos colocan en una posición más vulnerable en línea.
La violencia a través de las tecnologías de la información, violencia en línea, ciberviolencia o violencia digital son formas de agresiones sistemáticas contra los usuarios/as que se pueden presentar a través de espionaje estatal o privado, monitoreo, filtración de datos, brechas digitales, acoso y extorsión por parte de actores público y privados.
Somos una organización sin fines de lucro que cree que la tecnología es una herramienta de liberación social y trabaja para defenderla de cualquiera que la ponga en riesgo.
Vivimos en uno de los países con el mayor número de asesinatos, violencia y hostigamiento por motivos de género en el mundo, y en los últimos años, también nos enfrentamos al aumento de violencia en línea basada en el género. Como hemos explorado en otros artículos, este tipo de violencia puede llevar a la autocensura, el trauma psicológico y aumenta el riesgo de violencia física para mujeres y personas LGBTIQ+. Sin embargo, las personas que sufren de esta forma de violencia en su día a día, sienten que no tienen el respaldo del sistema de justicia.
Entre las razones por las que las personas deciden no denunciar, encontramos que no existe claridad sobre si el Estado puede protegernos de la violencia en línea. Además, la impunidad alrededor de la violencia de género ha causado que la mayoría de personas pierdan la confianza en el sistema legal. Como nos indica la socióloga Liz Meléndez, muchas mujeres han dejado de creer en el sistema de justicia y se resignan a no denunciar para evitar la revictimización, vergüenza y maltrato que el proceso supone.
En Hiperderecho creemos que es fundamental que las personas se acerquen a denunciar estos hechos. Solo así podremos lograr que el sistema de justicia entienda la urgencia de capacitar a sus operadores, y que a nivel cultural y social, las personas consideren a la violencia en línea una forma de violencia grave. Si no sabes por dónde empezar, aquí te presentamos tres estrategias que puedes usar para denunciar la violencia en línea.
Para quien no esté enterado, el caso del congresista Lescano puede resumirse de la siguiente manera: A inicios del mes de marzo, un periodista denunció la existencia de varios mensajes de WhatsApp en donde un congresista presuntamente acosa sexualmente a una periodista. Días después, se hizo público que los mensajes habrían sido enviados por el congresista Yonhy Lescano, quien rápidamente salió a defenderse en los medios de comunicación.
Hasta la fecha, Lescano ha ofrecido varias versiones sobre los hechos. La primera fue que él no conocía a la víctima y que desde su teléfono no se envió ningún mensaje. Horas más tarde, declaró que los mensajes sí salieron de su teléfono pero fueron escritos por otra persona. Después, insistiendo en que él no es el autor, afirmó que no ve en los mensajes ningún tipo de acoso sino solo una conversación subida de tono entre adultos. Finalmente, ha cuestionado a la presunta víctima, afirmando que ella inició el contacto y que los mensajes que presenta han sido editados.
Alerta de contenido sensible: Este artículo habla sobre los diferentes efectos que tiene la violencia de género sobre el bienestar de mujeres y personas LGBTIQ+. Nosotros no estamos calificados para explicar de manera precisa los distintos componentes de la salud mental, pero ofrecemos estos hallazgos, rescatados de los testimonios, como un indicador de cómo la violencia afecta cómo sentimos, pensamos e interactuamos en el mundo. Recomendamos tomar especial atención si has sido víctima de violencia de género, o si sufres de problemas de salud mental y prefieres no estar en contacto con este contenido.
Por medio de las entrevistas y encuestas que realizamos para realizar nuestro informe Conocer para Resistir, logramos conocer el profundo dolor y daño que causa la violencia de género en línea a mujeres, personas LGBTIQ+ y activistas. Con esto pudimos comprobar que lo que se vive en internet no es puramente virtual, sino son experiencias reales plasmadas en el cuerpo, mente y memoria de las personas afectadas.
Una de los temas que nos interesaba conocer en nuestra investigación es cómo las personas que se enfrentan a la violencia de género en línea (VGL) reportan estos casos en las plataformas que utilizan. Para ello quisimos identificar la frecuencia de los ataques y los espacios digitales donde las personas se sienten más vulnerables.
Por eso, una de las preguntas que realizamos en nuestra encuesta entre víctimas fue: ¿cuán frecuentes son los ataques en línea que recibes y en qué plataformas te sientes más vulnerable a la violencia en línea? Más del 50% respondió que es blanco de ataques en línea de manera frecuente e identifican que se sienten más vulnerables en Facebook (90%), Whatsapp (36%), y en aplicaciones para solicitar taxis (23%).
Alerta de contenido sensible: Este post contiene ejemplos de insultos o expresiones usadas para agredir a mujeres y personas LGBTIQ+ que podrían afectar sensibilidades o incomodar al lector. Decidimos usar ejemplos para dar pautas sobre cómo reconocer al discurso de odio basado en género, pero recomendamos tomar especial atención si has sido víctima de violencia de género y prefieres no estar en contacto con ese lenguaje.
Se considera discurso de odio a las expresiones, actitudes o comportamientos usadas para discriminar, acosar, amenazar e incitar violencia en contra de una persona o grupo por motivo de género, orientación sexual o etnia, entre otros indicadores de identidad. El discurso de odio es una de las principales herramientas usadas para ejercer violencia de género en contra de mujeres y personas LGBTIQ+, tanto en espacios online como offline. Sin embargo, y debido a las características únicas de tecnología, el discurso de odio puede ser fulminante cuando es transmitido por internet pues se difunde rápidamente y genera contenido que acecha de manera constante a las víctimas.
Continuamos con nuestra serie del blog donde compartimos nuestra investigación sobre violencia de género en línea. Cada semana publicamos un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema. En esta ocasión les contamos sobre Tecnoresistencias: nuestro centro de autodefensa digital.
Durante el 2018, llevamos a cabo una investigación a profundidad sobre la violencia de género en línea. En ella logramos recoger información clave sobre las modalidades de violencia basada en género en línea y las maneras en las que afectan a las personas que usan internet en el Perú. Entre otros hallazgos, encontramos que las mujeres, las personas LGBTIQ+ y, sobre todo, activistas que defienden la igualdad de género son las más afectadas por este tipo de violencia, al punto en el que perjudica su libertad, bienestar y seguridad.
A raíz de estos hallazgos nos dimos cuenta que era esencial crear un espacio donde podamos compartir esta información de manera accesible con quienes más lo necesiten, pero sobre todo, donde podamos reunir los recursos que necesitamos para defendernos de este tipo de violencia desde distintos frentes. Así nace Tecnoresistencias, un espacio desarrollado por Hiperderecho, donde encontrarás información para tu autodefensa digital.
Somos una organización sin fines de lucro que cree que la tecnología es una herramienta de liberación social y trabaja para defenderla de cualquiera que la ponga en riesgo.
Continuamos con nuestra serie del blog donde compartimos los principales hallazgos y análisis de nuestra investigación sobre violencia de género en línea. Cada semana estaremos publicando un post con un tema específico para contribuir a las discusiones sobre este tema.
Para nuestra reciente investigación, llevamos a cabo encuestas y entrevistas para conocer los diversos aspectos de la violencia de género en línea (VGL) desde la perspectiva de quienes la han experimentado. Logramos conversar con activistas feministas, defensoras de los derechos humanos, estudiantes y periodistas. Leer más
A lo largo del estudio encontramos evidencia de que las diversas manifestaciones de violencia en internet tienen consecuencias reales, tanto físicas como psicológicas sobre quienes la sufren. En ese sentido, es fundamental que consideremos a la violencia en línea como parte del continuo de violencia de género que afecta a mujeres y personas LGBTIQ+ en el Perú, y a todas aquellas personas que desafían normas heteronormativas, patriarcales, racistas y machistas.
Sin embargo, es importante también reconocer que la violencia no solo se traslada a espacios virtuales, sino que también se amplifica debido a las características únicas y específicas de la tecnología. En este post, vamos a contarles sobre algunas de estas características y cómo éstas se manifiestan en diez (10) formas de violencia de género en internet. A partir desde un reconocimiento de las oportunidades y riesgos que se nos presentan en espacios virtuales, podemos desafiar la idea de que los espacios virtuales son neutrales o están libres de violencia.
Conociendo a la tecnología
Por medio de las encuestas y entrevistas, encontramos que las agresiones en línea aprovechan las características de la tecnología para ser más efectivas. Entre ellas vamos a resaltar cuatro características que no son intrínsecamente negativas, pero que son usadas estratégicamente para silenciar, intimidar o vigilar a las víctimas:
En primer lugar, la tecnología nos brinda mayor proximidad. Internet acorta las distancias entre las personas que lo usan, conectándonos independientemente de nuestra ubicación geográfica. Esta característica nos permite conectarnos de manera muy efectiva y rápida con amigos, familiares o colaboradores alrededor del mundo. Sin embargo también significa que las las agresiones pueden llegar de personas que no necesariamente provienen de un círculo social inmediato.
Esta característica se vuelve un mayor riesgo cuando es combinada con otra posibilidad que nos brinda la tecnología – la de permanecer anónimas o anónimos en internet. Además de generar mayor valentía y soltura, el anonimato tiene un efecto desinhibidor que permite a muchas personas, entre ellas víctimas de violencia de género, disfrutar de internet sin miedo a ser identificadas y sufrir repercusiones. Sin embargo, el anonimato le da la misma valentía y soltura a personas agresores para ejercer violencia sin ser identificadas, colocándolas en una posición de poder frente a personas cuya identidad sí está expuesta en internet.
La tercer característica es la rápida propagación de información en internet. Esta posibilidad facilita que las agresiones, como campañas de desprestigio, los insultos, el discurso de odio y los ataques coordinados entre otras, puedan difundirse y replicarse rápidamente. Esto se agrava por una cuarta característica que es la permanencia del contenido. Una vez que un usuario sube contenido a internet, es casi imposible para otros usuarios eliminarlo sin el apoyo de la plataforma intermediaria donde está alojado, amenazando directamente la reputación y el bienestar de la persona al largo plazo. Aunque se llegue a eliminar el contenido de una plataforma, existe la posibilidad de que el contenido ya esté almacenado en los dispositivos de muchos otros usuarios que lo pueden continuar propagando.
En este primer post, queremos comentarles sobre cómo opera la violencia de género en el Perú, así en los siguientes posts ahondar en cómo se desarrolla en espacios digitales. En Hiperderecho creemos que es importante conocer el contexto social en el cual la tecnología se está insertando y desarrollando, para comprender cómo se profundiza la violencia de género en línea y cuáles pueden ser sus consecuencias. Sobre todo, porque en Perú, cada vez se presta mayor atención a la ciberdelincuencia y a la violencia de género, pero de manera aislada.
Estos datos nos indican que en el Perú ya existen las capacidades técnicas y el conocimiento para usar la tecnología de manera estratégica para la intimidación y la delincuencia. Sin embargo, sigue siendo necesario contar con estadísticas más amplias sobre cuántas mujeres y personas de la comunidad LGBTIQ+ son víctimas de ciberataques. Además, es también necesario analizar este problema desde un enfoque de género, que reconozca cómo las formas de violencia y las relaciones de poder que se generan en espacios offline están trasladándose a espacios digitales y cómo esto incrementa la situación de vulnerabilidad de ciertos grupos, como mujeres y la comunidad LGBTIQ+.
La violencia de género contra la mujer y la comunidad LGBTIQ+
En nuestra investigación hemos analizado la violencia según las tendencias que resaltan en el país, con lo cual es claro que las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ se enfrentan diariamente a una violencia sistemática, que muta de espacios para continuar silenciando, oprimiendo o intimidando a estos grupos. A continuación, resaltamos algunas de las tendencias que tomamos en cuenta en nuestra investigación: