
En el Perú, basta con invocar la seguridad nacional para salir del escrutinio público: es un concepto tan amplio y poco definido que puede usarse para justificar desde la negativa a entregar información pública hasta la ampliación de facultades de vigilancia estatal. Pero ¿qué ocurre cuando esta falta de precisión erosiona la transparencia y pone en riesgo nuestros derechos fundamentales?